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La periodista independiente cubana Camila Acosta aseguró que no aceptaría el exilio en caso de que las autoridades de la Isla se lo ofrecieran como moneda de cambio, cuando la joven se encuentra en peligro incluso de ir a prisión.
Acosta podría ser enviada a la cárcel con una sanción que va desde 3 meses a un año por cargos de “desórdenes públicos” e “instigación a delinquir”, por los cuales hoy presenta una causa abierta, después de cubrir las históricas protestas del 11J en la nación antillana.
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“Hay dos supuestos testigos -uno de ellos, un policía- que alegan haberme visto en la zona del Capitolio gritando ‘consignas contrarrevolucionarias’ e incitando al resto de las personas a hacer lo mismo. Pero nada de eso pasó. Yo me centré en mi papel de periodista, en documentar lo que estaba sucediendo”, comentó en declaraciones a Martí Noticias.
“Yo estoy desde el 16 de julio bajo reclusión domiciliaria, es decir, estoy en espera de juicio por reportar las protestas del 11 de julio. Ya llevo más de 100 días, más de tres meses, cumpliendo esta medida cautelar”, explicó.
La comunicadora denunció que se halla sometida a vigilancia permanente de cinco efectivos policiales apostados en la esquina de su vivienda, una patrulla con dos agentes uniformados, dos mujeres vestidas de civil y un oficial de la Seguridad del Estado.
“Según la Ley de Procedimiento Penal, el proceso de investigación puede extenderse hasta 6 meses, pero no creo que tengan mucho que investigar, ya que en los interrogatorios yo reconocí que había participado en esas protestas como reportera, y que lo volvería a hacer”, dijo.
La joven reportera del medio CubaNet fue arrestada el 12 de julio, sin embargo, cinco días después, tras presiones internacionales, fue liberada. Las autoridades cubanas cambiaron entonces su medida cautelar a arresto domiciliario hasta el cierre del expediente en fase preparatoria No.50.
“En caso de que yo quiera salir, tendría que pedirles permiso, y sólo me admiten ver al abogado para cuestiones de salud. Las tres ocasiones, aproximadamente, que he salido, ha sido para ver a mi abogado. Me han seguido hasta las afueras del bufete colectivo y, luego, de regreso a la casa”, detalló.
Para Acosta, el hostigamiento de las autoridades es un modo de presionarla para que ella opte por el exilio si se le ofreciera “lo cual ya les he dejado claro que no voy a hacer”. Recientemente, otros jóvenes cubanos en desacuerdo con el régimen de La Habana, como el artista Hamlet Lavastida, su novia, la escritora Katherine Bisquet, y la influencer santiaguera Ruhama Fernández, fueron sometidos a un exilio forzado.
Los dos primeros fueron desterrados a Polonia, mientras que Fernández llegó hace solo unos días a Estados Unidos.
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