La cubana Mavys Álvarez Rego, quien fue pareja de Diego Armando Maradona cuando ella tenía 17 años, narró el episodio terrible de su violación a manos del astro del fútbol en La Habana, en 2001.
La ex pareja del futbolista concedió una entrevista al portal Infobae durante una estancia en Argentina, en el contexto de una causa judicial abierta por una ONG local contra varios individuos del círculo más cercano a Maradona por el delito de trata de personas, en la que ella ha prestado declaración.
"Mi mamá vino a verme a la casa donde estábamos en La Habana y (Diego Maradona) no le quiso abrir la puerta. Tocó la puerta de la habitación y él no quiso abrir. Él me tapó la boca para que yo no gritara, para que yo no dijera nada, y abusó de mí", afirmó.
Álvarez Rego, radicada en Estados Unidos, aseguró no tener una explicación clara para el hecho de que, pese a saber que su madre estaba al otro lado de la puerta, el argentino continuara con la agresión sexual: "Le causaba morbo tal vez, no sé. No te sabría decir", señaló.
Según contó, el astro argentino no abrió jamás la puerta, por lo que su madre, que iba y regresaba y lloraba mientras esperaba, tuvo que terminar yéndose, sin que ella pudiera pedirle auxilio.
"No me dejaba gritar. No me dejaba. No podía. No podía. Me decía: ‘Callate la boca, callate la boca'. Lo decía bajo: ‘Callate la boca, callate la boca’. Y no podía... No podía".
La cubana contó además que al futbolista se le ocurrió la idea sacarla de Cuba en una caja para pelotas, a la que le hubiera hecho algunos huecos para que pudiera respirar, pero que finalmente se decantó por pedírselo directamente a Fidel Castro.
En aquel encuentro fue cuando el dictador quiso congraciarse con ella, a pesar de que era notorio que la joven era menor de edad.
"En la cara se me notaba. Y es que hasta el propio Fidel estaba tratando de congraciarse conmigo. Lo vio como algo, vaya, como de costumbre", subrayó.
Mavys estuvo en el país sudamericano desde noviembre de 2001 a febrero de 2002. Sin embargo, no recuerda nada de Buenos Aires, porque Maradona la mantuvo todo el tiempo enclaustrada en un hotel y fuertemente vigilada por el personal de seguridad del futbolista.
"Estaba encerrada, no podía salir, dependía de todos para todo y ninguno hacía nada para que yo me sintiera bien. (…). Tenía que pedir permiso para todo lo que pudiera hacer o no. No salía de mi habitación. Tenía seguridad, pero no para poder moverme con libertad, sino para no moverme", detalló.
Durante esa estancia, Maradona la obligó incluso a someterse a una cirugía para agrandarse los senos, una intervención para la que en Argentina un menor de edad debe contar con la aprobación de sus padres. Ella no tenía la de los suyos, pero no fue un obstáculo.
"Accedí porque ya me había sacado la fecha de la cirugía y no me quedó otra. Fui a la clínica con el doctor (Alfredo) Cahe. Hablaron entre médicos. Luego me pasan a la sala y el médico me explica que por el tamaño de mis senos y mi piel no podían ponerme la talla que Diego realmente quería. Él quería que me pusieran algo más grande. El médico sugirió que pusieran una talla más pequeña, porque no había capacidad en mi piel para poner una mayor", precisó.
La cubana narró igualmente varios episodios de violencia.
"Una vez me arrastró por las escaleras de la casa hasta la habitación, porque estábamos en una discoteca y, sin querer, le di un golpe en la nariz con la espalda. Bailando le doy un golpe sin intención. Y él se puso bien violento. Me sacó a empujones de la discoteca, me montó en el auto, me llevó para la casa, me subió las escaleras a rastras por los pelos. Fue duro. Yo lloraba y claro que gritaba. Estaba el resto de la gente, pero no hacían nada. Me escuchaban, porque lógicamente me tienen que haber escuchado, y no hacían nada", cuestionó.
La expareja del futbolista niega que aspire a obtener beneficio económico alguno del juicio contra los allegados del futbolista.
"Mi objetivo, contar mi historia, está cumplido. A mí me gustaría poder ayudar a otras mujeres a sobrepasar situaciones como estas, asistirlas con mis propias experiencias; me gustaría ayudar y poder transmitirles que, si pasan por una situación de este tipo, lo importante es pedir ayuda fuera del círculo en el que estén", aseguró.
Por último, lamentó si sus confesiones le están haciendo daño a los hijos de Maradona.
"Ojala no lo hubiera tenido que vivir de esa manera. Es fuerte, entiendo eso. Estoy convencida de que debe haber sido un padre maravilloso con sus hijas. Pero esta es mi historia, lo que yo viví. No puedo decir otra cosa", concluyó.
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