El sacerdote cubano Alberto Reyes afirmó que los cubanos “estamos cansados de una vida miserable sin otro horizonte que la emigración”, en un post que reflexiona sobre cómo a las autoridades del régimen cubano no les interesa el diálogo para resolver los problemas del país.
En un texto que tituló “Entre miedos y esperanzas”, el párroco se refirió primero al acto de repudio que un grupo de personas le hicieron el 15 de noviembre, mientras estaba en el Arzobispado de Camagüey, y a otro suceso similar del que fue víctima el martes siguiente, en su parroquia del poblado de Esmeralda.
Asimismo, denunció en la publicación que una funcionaria de la Oficina de Asuntos Religiosos de esa localidad se negó a recibirlo. Esta representante, además, se ha manifestado negativamente sobre la labor del religioso cubano en diferentes espacios públicos, incluidas las redes sociales. “También pedí una entrevista con el funcionario de la Oficina de Asuntos Religiosos en Camagüey, y la respuesta fue la misma: 'No voy a ser recibido'”, comentó el sacerdote.
“Desde hace mucho tiempo, y más aún desde que este pueblo comenzó a reclamar sus derechos, la palabra que más se ha repetido es 'diálogo', pero ¿qué se hace cuando el invitado no quiere dialogar, cuando no hay interés en escuchar, cuando no hay voluntad política para sentarse a la misma mesa y encarar que Cuba tiene problemas graves que no dependen absolutamente de ese saco conveniente de boca ancha que se llama 'embargo'?”, comentó el cura.
En ese sentido señaló que tiene miedo de que el pueblo se canse de no lograr resultados por vías pacíficas y acuda a actos que pongan en peligro la integridad física de las personas. “Me inquieta el aumento de aquellos que empiezan a creer que la solución solo es posible a través de la violencia”, apuntó.
De igual manera manifestó su preocupación por las actitudes indolentes de las autoridades que ya ni siquiera reciben a quienes tienen algo que decir y afirmó que las iniciativas ya no deben venir del Estado, sino del pueblo, pues es la sociedad civil cubana la que debe independizarse del discurso oficial.
Es hora de empezar “a generar ideas propias desde lo pequeño, desde lo aparentemente insignificante, porque ese ejercicio de diálogo “en pequeño”, va abriendo las mentalidades, va aportando luz, va haciendo que cada vez más tomemos conciencia de lo que queremos como nación y de lo que nos es debido”, afirmó el párroco cubano.
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