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En Morón, provincia de Ciego de Ávila, el precio de la tocineta está a 260 pesos cubanos (CUP) la libra; el jamón viking a 250 y el lomo ahumado a 296. La gente no recuerda la última vez que “les tocó” el pollo que se vende por circunscripciones.
“La proteína animal se nos escurre”, titula el periódico Invasor un reporte sobre la situación del desabastecimiento de carne en la canasta básica alimentaria de la provincia y los altos precios que alcanza este producto en los mercados liberados.
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La escasez de carne en la dieta de los cubanos es alarmante. Esenciales para aumentar el número de defensas y favorecer la absorción de calcio y creación de anticuerpos, las proteínas constituyen el alimento fundamental de las células y aportan los materiales para la formación corporal.
Sin embargo, en la dieta de los cubanos están "desaparecidas" las proteínas animales. O están a precios inasequibles para el salario medio, o se venden en moneda en la que no cobra la mayoría de los trabajadores, o sencillamente no están disponibles.
Carne de res, cerdo, pollo, pescado o huevo son alimentos prohibitivos para el bolsillo de la mayoría de los cubanos, y las cuotas que “garantiza” la canasta básica que se vende a precios subsidiados son escasas y generalmente de subproductos elaborados con estas carnes.
“¿Qué proteína animal se consume en Cuba? ¿Cómo se cumplen las cinco libras per cápita de los programas de autoabastecimiento local? Podemos salir a la calle y encuestar una a una a las personas para saber qué comen y dónde lo compran. Pero la primera certeza siempre será que esa asignatura no la convalidamos”, consideró Invasor en su reporte, analizando el caso en el avileño municipio de Morón.
“Por obvias razones”, el reporte de Invasor desestima “los paquetes de alitas empanizadas, deditos de pollo y pechugas aderezadas con mantequilla que se venden por Moneda Libremente Convertible (MLC) en tiendas como El Vaquerito”.
En esos comercios no compra la media de los cubanos y su existencia supone una afrenta a profesionales y trabajadores sin acceso a las divisas, además de un mecanismo financiero del Estado que ahonda la desigualdad entre los ciudadanos en aras de captar moneda libremente convertible que necesita el régimen para su supervivencia.
Leoannys Casola Madrigal, jefe del área comercial de la Unidad Empresarial de Base (UEB) Osvaldo Sánchez, dijo que la Empresa Cárnica provincial no procesa el pollo que se consume en Morón. “Es un producto que se importa, y se asigna por una política de distribución nacional”, explica a Invasor.
La carne que se distribuye a la población de Morón proviene en su mayoría de la producción de esta UEB, que abastece a los seis municipios del norte de Ciego de Ávila y los organismos priorizados.
Del pollo no puede responder Casola Madrigal, pero sí de “las reses y los cerdos que llegan allí para ser sacrificados, y que son pocos y flacos”. Su empresa dispone de la tecnología necesaria para el sacrificio de animales hasta el procesamiento de embutidos, picadillos y croquetas.
Sin embargo, con una infraestructura preparada para el sacrificio de 120 reses y 400 cerdos diarios, la UEB Osvaldo Sánchez pone en marcha toda su maquinaria para sacrificar unas 16 reses al día. Yudelkis Llanes Milián, especialista de producción, recuerda un día en que llegaron a sacrificar 57 animales en los últimos meses.
“Así se explica que, por ejemplo, la libra de carne de primera para niños, que requiere 6,8 toneladas (t) por mes, estuviera cumplida al 33,8 por ciento hasta el 15 de noviembre; y que, de las 11,5 t destinadas a dietas médicas, sólo se habían entregado 2,5. No así con los embutidos y picadillos, más fáciles de obtener y al 52 por ciento de su plan”, reflejó el medio oficialista.
“Siempre estoy atendiendo quejas y preguntas de la gente. No es fácil tener la comida de Morón arriba de mí”, consideró Lester Isasi Amorós, especialista principal encargado de la canasta básica en la dirección de Comercio y Gastronomía.
Al problema del desabastecimiento se suma el de la situación financiera de la UEB, que acumula pérdidas de 22.3 millones de pesos. En Morón preocupa la falta de carne, pero también el futuro de un centenar de trabajadores. De 284 trabajadores que tenía antes la empresa, ahora solo quedan 140 en activo. Los rumores recorren la ciudad: “Que cierran el matadero y se lo llevan para Ciego”; “Que solo quedan las neveras vacías”.
La situación, remató Invasor, es demasiado compleja. No depende solo de un par de "empresas socialistas" encargadas de abastecer de carne la provincia, sino de la crítica situación económica del país. Sin embargo, en despejar esa complejidad está la respuesta “a la pregunta de siempre".
A finales de noviembre de 2019, un reporte de Invasor presumía de que en la UEB Combinado Cárnico de la Empresa Pecuaria Genética Turiguanó se practicaban 132 cortes especializados de carne.
Un satisfecho Miguel Díaz-Canel visitaba la UEB y la consideraba una "empresa modelo" en el desarrollo ganadero. Según declaró entonces, en la empresa "siempre hay cosas nuevas, avances, inversiones".
Sin embargo, la triste realidad a día de hoy, como reconoce el citado medio oficialista, es que en la actualidad no hay respuesta a la pregunta de siempre: "A fin de cuentas, ¿qué tenemos para comer?”.
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