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Activista María Cristina Garrido presa por el 11J: “No fallamos ese día, lo hicimos importante”

“No nos sintamos derrotados a pesar de que el régimen siguen ahí. Debemos estar preparados para enfrentar el sacrificio que demanda toda causa”, dijo en carta que hizo llegar a CiberCuba.

María Cristina Garrido/Michel Valladares © Facebook/Michel Valladares
María Cristina Garrido/Michel Valladares Foto © Facebook/Michel Valladares

Este artículo es de hace 2 años

La activista María Cristina Garrido Rodríguez, presa por participar en las protestas del 11J, aseguró que ese día “no fallamos”, porque “lo hicimos importante y será recordado como el acontecimiento que dio paso a la era de la resistencia cubana”.

“No nos sintamos derrotados a pesar de que el régimen sigue ahí. Debemos estar preparados para enfrentar el sacrificio que demanda toda causa. Muchos ojos fueron abiertos para no cerrarse jamás, por eso hoy somos más que ayer y mañana seremos más que hoy”, aseguró la presa política cubana en una carta que hizo llegar este jueves a CiberCuba su esposo Michel Valladares.

La misiva dirigida a los cubanos, incluida la Seguridad del Estado, Garrido Rodríguez responde públicamente la pregunta que con frecuencia le han hecho oficiales del Ministerio del Interior, quienes la han cuestionado para saber “¿qué resolvió con salir a la calle el 11J?”.

“Mi respuesta no es solo una respuesta, es un hecho”, dice en su réplica la también integrante del Partido Republicano de Cuba.

En su mensaje la opositora al régimen asegura que fue parte, junto con miles de cubanos, “del mayor acontecimiento de la resistencia cubana, guiados por el nuevo paradigma de Patria y Vida”.

Apuntó también que “demostramos la verdadera naturaleza de la dictadura Castro-comunista, basada en la obsesión al poder, al control, a la obediencia y al castigo sobre los seres humanos; demostramos al mundo y, a ellos mismos, que este pueblo no es el mismo pueblo sometido al chantaje político e ideológico del Partido Comunista”.

Igual aseguró que ese día se demostró que la voz de cada uno de los cubanos “es suficiente para defendernos de la mentira, el descrédito y del abuso constante al derecho de ser diferente”.

“Demostramos el desamparo ante las leyes, los delitos falsos para presentarme ante el tribunal y así ser castigada por negarme ser parte del proceso revolucionario”, argumentó, además.

Asimismo, hizo énfasis en que ese día “demostramos valentía, decisión, desacuerdo ante el silencio de los años; demostramos unanimidad por el carácter heterogéneo de la manifestación, pues a la calle salieron jóvenes, adultos, ancianos, universitarios, campesinos, amas de casa y trabajadores, también dirigentes y hasta cuadros del Partido para dar el sí a favor del derrocamiento de la dictadura y por una nueva Cuba, próspera y democrática”.

También, dijo, el 11J “demostramos cómo trabaja agazapada la Seguridad del Estado; demostramos que son capaces de todo, destruyendo familias y hogares, que se dedican a la difamación personal y a los falsos testimonios; demostramos que los comunistas son los nazis del siglo XX, llevando a la tortura y a los tratos inhumanos a hombres y mujeres, como YO, para obligarnos a confesarnos comunistas”.

En la carta Garrido Rodríguez expresa que los que se manifestaron ese día “demostramos el carácter totalitario del sistema socialista, capaz de intimidar, atemorizar y amenazar a la familiares de los manifestantes”.

“Demostramos que el comunismo incumple e irrespeta su propia Constitución, pues la policía hizo que la población firmara un compromiso, dando su consentimiento, de que no volvería a manifestarse, quedando sin efecto el Artículo 56 de la Constitución”, opinó en la misiva, enviada desde la Prisión de Mujeres de Occidente, conocida como El Guatao, en La Lisa, La Habana.

Garrido Rodríguez está acusada de ser una de las organizadoras de la protesta el 11 de julio en Quivicán, Mayabeque, y fue detenida, junto a su hermana Angélica, el 12 de julio.

Durante su detención fue golpeada en más de tres ocasiones por la policía política cubana. Sobre ella pesa una petición fiscal de 15 años de privación de libertad.

En estos meses ha sido confinada a celdas de castigo, recibido golpiza, interrogatorios y amenazas, según denuncias de su esposo en varias ocasiones.

Tanto María Cristina como su hermana Angélica son madres de tres y dos niños, respectivamente, que se encuentran al cuidado de familiares.

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