Luis Wilber Aguilar Bravo, padre de uno de los presos políticos detenidos por manifestarse, denunció este viernes las mentiras y el abuso de poder manifiestos en el juicio de su hijo y de tantos jóvenes que enfrentan duras penas por participar en las históricas protestas del 11J en Cuba.
En un video transmitido por redes sociales, Aguilar Bravo dijo que su denuncia pretendía desmentir “lo que dijeron en el noticiero, que los delitos de esos muchachos se apegan a las condenas”, en alusión al reportaje emitido en el informativo de la oficialista televisión cubana.
“Todos los juicios fueron un engaño, en particular el de mi hijo. Mi hijo no robó, no mató, no cortó, no tiró piedras a ningún establecimiento; mi hijo no estafó, ¿por qué le condenan a 23 años?”, preguntó indignado el padre de Walnier Luis Aguilar Rivera, un joven cubano condenado a 23 años de cárcel por manifestarse en su barrio, La Güinera.
Dirigiéndose a los gobernantes del país, Aguilar Bravo les echó en cara el maltrato y la desatención de las autoridades con los más vulnerables. “En vez de atender las necesidades de esos jóvenes de barrios pobres, ofrecerles oportunidades de trabajo, de mejora, para que puedan cuidar de sus hijos”, les dijo “rectifiquen, que hay oportunidad todavía”.
“Esto es para ustedes [los gobernantes], no para afuera, no para ningún medio, es para ustedes. ¿Qué cargos son esos de sedición, si ellos no son coroneles ni nada de eso? Eso déjenlo para los ministros de ustedes, que son los verdaderos traidores. Esa bola de años déjenlo para ellos, no para esos muchachos. Son jóvenes con hijos, madres y familia”, expresó.
Según este padre, muy activo en su denuncia del caso de su hijo y de todos los presos políticos, su familia lleva “7 meses sufriendo. Mi hijo ya pagó. Ustedes tienen la oportunidad de rectificar”. “Hagan su trabajo: incorpórenlos a la sociedad, búsquenles trabajo. Ese es el trabajo de ustedes, el que tienen que hacer con estos jóvenes y con el pueblo”, pidió.
Aguilar Bravo preguntó qué otro lugar quedaba adonde pudiera dirigir sus quejas. “Dónde me puedo ir a quejar, en qué televisora puedo ir a hablar del problema de mi hijo. He escrito al Consejo de Estado, la Plaza de la Revolución, la Fiscalía, el Poder Popular, el Tribunal Supremo: ¡nadie me ha contestado!”, protestó.
“Sin embargo, en la BBC sale el caso de mi hijo, muchacho de 21 años condenado a 23. ¡No, en la BBC no! En la Radio Martí, en la ONU. ¡No! Ustedes, aquí, hagan algo, evalúen el caso con un psiquiatra… Han venido curas, universitarios, gente a preocuparse por mi caso. ¡No; vengan ustedes! ¡No me citen más con la Seguridad del Estado!, exclamó enfadado.
Dando una lección de realidad a los gobernantes, Aguilar Bravo les explicó “los que están ahora presos son los que se quedan aquí, porque no tienen dinero para pagar un pasaje en 1,500 o 2,000 pesos para ir para Nicaragua, o para comprar salidas en lancha. Los que tienen que morir aquí quemados, como mi hijo. ¡No!”, manifestó el padre pidiendo a las autoridades a “bajar” y ver cómo sobrevive el pueblo humilde.
“¡Nosotros, los cubanos, estamos hasta aquí (manos al cuello)! ¡Estamos asfixiados! ¡Ustedes tienen que saberlo!”, dijo, relatando que su nieta tuvo un ataque de asma y le pedían 150 pesos por el “aparato del asma”. Cuando el vendedor supo que su nieta pasaba por una crisis le dijo que se lo llevara gratis; no se lo quiso cobrar.
“Otro día, lo ayudé yo. Estos son cosas que están pasando, miren para abajo. Respeten al pueblo, ayuden al pueblo… Tomen conciencia con lo que están haciendo. Aquí viven cuatro niños, van a la escuela y un par de zapatos cuesta 3,000 pesos y suma la merienda. La libra de malanga para la comida de mi nieta me está costando 50 pesos”, expuso.
Esgrimiendo una vez más la carpeta con los documentos que demuestran la discapacidad de su hijo, con informes médicos que certifican que padece un retraso mental provocado por una “lesión frontal en la parte izquierda del cerebro” y otra documentación, Aguilar Bravo confesó: “Soy un padre adolorido y decepcionado con las injusticias y las mentiras”.
Su impresión el día del juicio es que todo era una gran farsa. “Ese juicio fue una mentira. Un testigo de la calle fue a dar su testimonio y lo esposaron. Preso por ir de testigo a dar testimonio a favor de un acusado. Ahí está en el Combinado (prisión)”, contó.
Además, la fiscalía llevó de testigos a funcionarios del gobierno y del partido comunista. También a agentes de la Seguridad del Estado. “¿Qué testigos son esos? ¡Eso es un engaño!”, reclamó.
“Cuídame a las niñas y a mamá”, le dijo Walnier Luis Aguilar Rivera cuando le impusieron 23 años. “Esas fueron sus últimas palabras en el juicio”, aseguró dolido el padre cubano.
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