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El Observatorio Cubano de Conflictos (OCC) contabilizó en febrero 207 protestas, el 63% por motivos políticos y civiles, mientras el resto fueron por razones económicas y sociales.
En comparación con el mes anterior hubo un 25% menos de protestas, algo que puede ser atribuible a la existencia de una nueva estrategia de opresión que el OCC denomina como "Gran Terror", en la que se combinan represión masiva y brutal con promoción de éxodos migratorios y destierro forzoso de activistas.
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"Las protestas se ejecutan en un estilo de guerrilla (individual o en grupos de dos o tres personas) no violenta. Eso incluye pintadas, distribución de volantes con fichas de represores distribuidas en parques y otros lugares públicos, denuncias de la represión en las redes sociales, huelga de brazos caídos de taxistas, distribución de materiales informativos por aplicaciones digitales y cartas de solidaridad suscritas con nombre y apellidos con Ucrania, separándose de la política del gobierno de Cuba", señaló el OCC en un comunicado.
La ONG llamó la atención que prevalecen las protestas políticas por encima de las de carácter económico en medio de la grave situación que viven los ciudadanos cubanos, sumidos por la escasez, el desabastecimiento de tiendas y comercios y una hiperinflación.
La mayoría de esas protestas políticas están relacionadas directamente con los abusos, arbitrariedades judiciales y condenas a manifestantes pacíficos del 11J, así como con las torturas y maltratos en las cárceles cubanas.
"Los barrios más pobres, con población eminentemente afrocubana, se han destacado entre los grupos sociales más contestatarios. Sin embargo, las protestas más recientes ofrecen una muestra más representativa de la población en general. Las de febrero, por ejemplo, contaron con una mayoría de jóvenes (menos de 30 años) y como segundo grupo a personas de menos de 55 años", destacó el informe.
Sobre la política represiva que denominan "Gran Terror", el Observatorio apuntó que puso en evidencia la indefensión legal ciudadana, deslegitimando así las expectativas de una mejor protección de los derechos humanos que habían sido sembradas por la nueva Constitución.
"Cuba sigue siendo un gigantesco estado policíaco en una isla-cárcel", apuntaron.
En medio del contexto internacional, marcado por el conflicto ruso-ucraniano, el OCC destacó el valor de las redes sociales en la promoción de un discurso pacifista y de rechazo a la invasión del Kremlin a un estado soberano, de manera especial la carta de masones a la embajada de Ucrania en La Habana y el uso de la etiqueta #CubaConUcrania en Twitter.
"El mayor déficit que sufre la élite de poder cubana no es financiero ni de legitimidad. Es una crisis de ideas. Erradicar las voces contestarías sea por medio de la cárcel o el destierro y convertir a los inconformes en emigrados proveedores de remesas a GAESA –el oligopolio de la nueva oligarquía autocrática y cleptómana que tiene el poder– es un falso recurso de solución a la crisis de gobernabilidad", sentenciaron en el informe.
Por último, se señaló que en Cuba las protestas "ni se crean ni se destruyen, sólo se transforman", de ahí el fracaso de la represión e intimidación de organismos estatales contra activistas y defensores de los derechos humanos.
"El reto no es hacer desaparecer las protestas sino los conflictos (por violaciones de derechos políticos, civiles, económicos, sociales y culturales) que las generan. No es un asunto policial, sino estructural. La mediocridad intelectual y arrogancia de la élite de poder no le permite comprender esa verdad.", concluyeron.
El Observatorio Cubano de Conflictos es un proyecto autónomo de la sociedad civil apoyado de la Fundación para los Derechos Humanos en Cuba con la misión de exponer, educar y empoderar a ciudadanos que estén dispuestos a tomar iniciativas e impulsar la solución de los problemas que aquejan a la sociedad.
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