El cubano Juan Carlos Rangel, radicado en Uruguay desde 2018, perdió todo lo que tenía en un incendio en su casa en Libertad, ciudad del departamento de San José, pero recibió el apoyo de sus vecinos para salir adelante.
"Yo tengo que agradecerle al pueblo de Libertad, a todos. No miro si este puso más que otro. Les agradezco a todos los que en este momento tan difícil se solidarizaron y me ayudaron a salir", confesó el cubano.
El portal Subrayado indicó que el fuego se originó en la vivienda a partir de una falla cuando soldaban en una obra de ampliación. La acción constructiva estaba aprobada por el propietario.
El día del incendio el cubano estaba trabajando a 50 kilómetros de su casa. Recibió una llamada y condujo de regreso a su domicilio con la mayor calma y mesura que pudo.
"No es fácil manejar con tremenda presión y al llegar ya no había casa", contó a la prensa local. Las llamas se extendieron rápidamente y devoraron las cosas de Rangel dejándolo prácticamente sin nada.
Sin embargo, sus vecinos, su jefe y el propietario de la vivienda lo ayudaron reponiendo la casa y todas las cosas que necesitaba para vivir en ella. Organizaron una donación para el cubano con electrodomésticos, muebles, ropa y comida.
Rangel es psicólogo de profesión, pero no ha podido ejercer como tal en Uruguay porque no logró revalidar su título. Ahora se desempeña como vendedor para una distribuidora en Libertad y se siente muy orgulloso de su trabajo.
El dueño de la propiedad incendiada habilitó un contenedor para que Rangel pueda vivir en él. La pequeña casa cuenta con todas las comodidades.
"Yo soy extranjero. Me sé las costumbres y comparto con los uruguayos, me siento como uno más, pero no sabía que tendría su apoyo", dijo Rangel.
El cubano vivirá acompañado por su esposa, quien recientemente llegó de la isla tras concluir un proceso de reunificación familiar.
"Desde el primer momento se empezaron a recibir muchas donaciones de personas que incluso yo no conozco. Fue muy emocionante para mí ver una casa nueva, reluciente. Yo inconscientemente me puse a aplaudir, y cuando miro para al lado veo qué sé yo cuántas personas, todos aplaudiendo conmigo", contó.
El cubano se sintió emocionado por el apoyo de su comunidad. Aseguró que no había vivido una experiencia así antes, ni por las cosas malas del incendio, ni por el grato momento de sentirse querido por sus vecinos y amigos, sobre todo estando fuera de Cuba.
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