El presupuesto del Estado en Matanzas no contempla para este 2022 ningún monto destinado a la reparación de los puentes de esa ciudad, cuyas condiciones estructurales empeoran cada día.
Los puentes no solo son son símbolos que identifican a esta urbe del occidente cubano, sino también importantes vías de tránsito que permiten el funcionamiento interno de la capital matancera.
Un reciente reportaje del periódico Girón, publicado en sus redes sociales, desveló el preocupante estado de estas estructuras que son parte del paisaje urbano y el alma de la Atenas de Cuba.
Al centenario puente Calixto García o Tirry, como lo llaman los locales, desde hace semanas le faltan travesaños en su baranda que da al mar y son visibles grandes boquetes, sin embargo, las autoridades del territorio no han hecho nada al respecto.
Según José Antonio Piedra Medina, al frente de la Dirección Municipal de Servicios Comunales, no hay un presupuesto aprobado este año para arreglar el puente, una estructura que data de 1897. Quizás se pueda hacer algo con los boquetes, “esos detalles se arreglan según los ingresos de Comunales. Ello se demora. Debe ser para el segundo semestre”, explicó.
El deterioro y desgaste del puente Tirry es progresivo, por lo que necesita mantenimiento con frecuencia pero las “reparaciones” que ha tenido están lejos de ser las idóneas. “Aproximadamente, hace cuatro años se le reparó la baranda y se le soldaron las rejillas del piso. En el 2021 se pintó y se trataron algunos detallitos que estaban partidos”, dijo el director de la entidad estatal encargada del mantenimiento de los puentes en el área urbana.
El especialista de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas, Yaser Balseiro Rodríguez, explicó a ese semanario que uno de los elementos que incide directamente en el rápido deterioro de este puente es su ubicación cercana al mar, en un entorno salino agresivo.
A ello se suma, a criterio del arquitecto, el hecho de que “lleva más de cien años resolviendo problemas para los que no fue diseñado. Por ejemplo, los ómnibus transitan por estructuras que no soportan su peso”, además del uso que le dan los pescadores al utilizar sus vigas como bases para desarrollar sus actividades de pesca en el río San Juan.
No obstante, las condiciones de deterioro que hoy muestra el puente son el resultado de la falta de reparaciones continuas. “Cada cinco años hay que realizar un diagnóstico y luego un pequeño mantenimiento. Por tal razón, las acciones para su reparación son mínimas, pero si se espera más tiempo ya comienzan a vislumbrarse determinadas patologías acumulativas”, explicó Balseiro a Girón.
De no realizarse con frecuencia estas acciones de mantenimiento las condiciones estructurales del puente empeorarán con mayor rapidez, y con ello la posibilidad del derrumbe, además de que se incrementan los costos de las reparaciones.
En 2015, un texto publicado en CiberCuba alertaba ya sobre la profunda corrosión que sufría el puente Tirry debido a la falta de mantenimiento, su cercanía al ambiente marino y la indisciplina ciudadana.
También es preocupante el estado de otros puentes de la urbe matancera. El Lacret Morlot o de La Concordia -construido en 1878 muy cerca de la desembocadura del río Yumurí y único camino a través del cual los vehículos pueden llegar a la zona de Versalles- muestra igualmente señales de deterioro, pero tampoco se asignó presupuesto este año para su reparación.
Los problemas estructurales y la falta de reparación de los puentes matanceros no son recientes. El famoso Puente Giratorio que un su momento fuera un paso ferroviario sobre el río San Juan, joya de la ingeniería local y nacional edificado entre 1903 y 1904, ya no tiene permitido el paso peatonal. Aún así, niños y adolescentes lo usan como trampolín improvisado pese a los peligros que representa.
En la periferia de la urbe matancera, sucumbe ante las inclemencias de la naturaleza y la desidia estatal el único puente de cables colgantes de Cuba, que pasa sobre el principal afluente del río San Juan, el San Agustín. La estructura de 62 metros de longitud, erigida en 1872 como parte de las obras del Acueducto de Matanzas, se encuentra sumida en total abandono y ruinas, aunque en su momento fuera una joya de la arquitectura cubana al ser construido con tecnología similar a la del puente de Brooklyn, en Nueva York.
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