Varias semanas de travesía desde Cuba y cuatro días en un centro de detención en la frontera de Estados Unidos con México bastaron al doctor cubano Manuel Guerra para darse cuenta que la frontera sur esta colapsada por el aumento de la emigración.
En un intercambio de mensajes por Whatsapp, el galeno y perseguido político dijo a CiberCuba que se encuentra en San Diego, California, a la espera del resultado del PCR que supone sea negativo, pues el test rápido para determinar la presencia del coronavirus arrojó que no padece la enfermedad.
Sobre el cruce de fronteras para llegar a suelo estadounidense señaló que fue una experiencia “terrible” y mencionó la presencia de ancianos a los que tuvo que asistir: “Personas de 73 años… no le puedo contar lo que pasamos por ese desierto ayudando a aquellas personas; amistades mías que les robaron todo; mujeres con fracturas… se puede hacer un libro con una travesía de ese tipo”.
“Sufro de congestión nasal y yo me pasé todo el tiempo constipado, con los cambios de clima aquellos y durmiendo en el piso porque no hay colchones”, dijo en referencia al primer centro de detención, donde dormía a la intemperie porque la cantidad de migrantes superaba las capacidades de los locales habilitados para estos fines. “Está colapsada la frontera sur de los Estados Unidos -aseguró- se trata cientos de personas diarias, no es mentira, yo lo viví”, agregó.
De acuerdo con cifras del Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP), el mes de febrero marcó récord de entrada irregular de cubanos por la frontera sur de Estados Unidos con 16,550 personas, la mayor cantidad para un mes en más de dos décadas.
En lo que va del año fiscal 2022 que comenzó en octubre, un total de 46,752 cubanos ha llegado por esta vía a la nación del norte, sin contar los más de mil que lo intentaron por vía marítima y los 679 que entraron por otras zonas fronterizas de Estados Unidos, según datos de la Guardia Costera (USCG) y la Patrulla Fronteriza.
El médico cubano Manuel Guerra llegó a Estados Unidos el 19 de marzo, una semana después de anunciar su salida de Cuba por la represión en su contra de la Seguridad del Estado, que lo amenazó con enviarlo a prisión. Una vez en suelo norteño, había agradecido a Dios por haber llegado a salvo tras superar “un trayecto más que complejo y el desierto de Arizona que para colmo asedia nuestra integridad física”, dijo entonces en sus redes sociales.
Desde hace más de un año, el galeno ha venido enfrentando hostigamiento por las autoridades cubanas por su oposición al régimen en la isla y por visibilizar la situación del país en las redes sociales.
Fue uno de los que se manifestaron el 11 de julio y también participó en la protesta de los 48 médicos holguineros que en agosto denunciaron el colapso sanitario a consecuencia de la pandemia y de la pésima administración del funcionariado cubano.
Tras manifestar su intención de participar en la marcha cívica del 15 de noviembre, fue detenido por la Policía en la ciudad de Holguín y acusado de desacato el 10 de octubre. Diez días más tarde, y por presiones de la Seguridad del Estado al Ministerio de Salud Pública, fue expulsado del hospital municipal Nicodemus Regalado León en el poblado holguinero de Buenaventura, ubicado en el municipio Calixto García donde trabajaba.
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