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La Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC) y la Asociación Hermanos Saíz calificaron de "maniobra inaceptable" el manifiesto por la liberación de los presos políticos del 11J que firmaron figuras cubanas, entre ellos residentes en la isla y vinculados a instituciones estatales.
"Los intelectuales cubanos nos oponemos a que se hable en nuestro nombre para promover, con burdas mentiras, la agresión a la independencia de Cuba y a nuestros sueños de justicia y libertad plenas", dijeron los representantes de ambas organizaciones culturales oficialistas.
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La respuesta institucional intentó minimizar la iniciativa, que contó con el apoyo de figuras como el cineasta Fernando Pérez, la historiadora Alina Fernández, el poeta y editor Alex Fleites y el economista Pedro Monreal, y pasó por alto que un grupo importante de los firmantes reside en Cuba y pertenece a instituciones oficialistas.
El comunicado oficial de la UNEAC y la AHS criticó que este grupo "se arroga el papel de representante de toda la comunidad intelectual cubana", sin embargo habla en nombre de todos los miembros de las dos organizaciones, únicas autorizadas a representar al gremio artístico en Cuba.
La UNEAC y la AHS compararon la declaración independiente como un "panfleto de turno" y mostraron preocupación porque en él "se ataca con particular saña a las instituciones de la justicia".
"En una falsificación condensada en pocas líneas, sin una pizca de análisis serio, los disturbios del 11 y el 12 de julio son presentados exclusivamente como un hecho político, manipulados con una solidaridad hipócrita con los sectores más humildes y de ellos se excluyen, por arte de magia, los actos de vandalismo, agresión física a ciudadanos y autoridades y, sobre todo, cualquier conexión con la maquinaria agresiva mediática dirigida contra Cuba y su pueblo", dijeron.
Según el documento oficialista, la respuesta independiente de creadores e intelectuales no solo miente, sino que ignora "la respuesta popular" a las protestas pacíficas del 11J y las acciones del gobierno en barios empobrecidos del país, fundamentalmente en La Habana.
"Es probable que esto último, junto al diálogo sistemático de la dirección de la revolución con amplísimos sectores sociales, cada vez más notable, en medio de la desinformación sobre Cuba, sean las verdaderas razones de esta nueva provocación", especularon.
Tanto la UNEAC como la AHS se mostraron dispuestos a "discutir cualquier opinión" sobre la realidad cubana, pero rechazaron "la maniobra de utilizar justas preocupaciones para servir de instrumento a los enemigos de la Patria".
Para ambas instituciones culturales progubernamentales, los firmantes del "Manifiesto contra el silencio, por la justicia" no muestran un legítimo interés por los cubanos humildes, ni por sus resolver sus problemas materiales y espirituales.
"La criminalización de nuestras instituciones se articula con el discurso de los promotores del odio entre cubanos, funcional a la agresión exterior; del odio que los firmantes del panfleto dicen repudiar. No la aceptamos. Estamos dispuestos a continuar trabajando por el bienestar de nuestro pueblo y a ser cada día más críticos con todo lo que lo impida. Condenamos, por ello, toda intromisión externa en nuestros asuntos, todo ataque a nuestra soberanía", finalizaron.
Tras la publicación de ese documento en nombre de la UNEAC y la AHS, algunos de las personas que firmaron la iniciativa independiente reaccionaron en las redes sociales.
La profesora, ensayista e historiadora Alina Bárbara López Hernández desmontó el discurso manipulado del comunicado oficial, que ataca directamente a quienes adoptaron una postura a favor de la justicia y la libertad de gente inocente.
"Con tono irrespetuoso y lleno de inexactitudes, demuestra que la directiva de esa organización está cada vez más alejada de la realidad que se vive en Cuba y de sus bases", escribió.
Por su parte, el periodista Jorge Fernández Era, mezcló la ironía con el ataque a los directivos de la UNEAC, organización a la que pertenece, y que se atribuye el derecho de hablar en nombre de todos sus miembros.
"Los firmantes-no firmantes de 'Otra maniobra inaceptable' se hayan quedado sin espacio para explicar quiénes han 'atacado con particular saña', si nosotros por denunciar 'la violencia política y jurídica desproporcionada y metódica', o el sistema de justicia por imponer penas de más de diez, veinte y hasta treinta años que son un bochorno para un país que busca 'conquistar toda la justicia'", señaló.
Tras los juicios a los manifestantes del 11J, figuras cercanas al oficialismo como el trovador Silvio Rodríguez, calificó de injustas las sanciones.
"Con esto los enemigos de Cuba están haciendo zafra. No lo permitamos, siendo transparentes y rectificando lo que haya que rectificar", escribió Rodríguez en su blog Segunda cita.
Gladys Marel García, que en los años 50 luchó contra la tiranía de Fulgencio Batista, criticó también las condenas contra los manifestantes del 11J y destacó que esas cientos de personas que salieron a las calles solo buscaban un cambio en Cuba.
"No conozco evidencia alguna que demuestre la participación de todos estos encausados en hechos vandálicos, en lanzar piedras, palos y cocteles Molotov. Aun así los tribunales los han juzgado y condenado injustamente, pues la manifestación ocurrió de manera espontánea por el derecho a exigir sus derechos, y no fue por sedición (o sea, insurrección, rebelión o conspiración). Tampoco por hurto, aunque unos delincuentes aprovecharon para asaltar las tiendas y llevarse las mercancías, por lo que sí deben responder ante la ley", precisó.
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