El objetivo de las escuelas de conducta para los menores condenados del 11J es “corregir el comportamiento” de los jóvenes, aseguró un artículo publicado en el órgano oficial del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Considerado por Granma como “el camino de las segundas oportunidades”, el sistema correccional de menores de edad en Cuba se sostiene sobre las Escuelas de Formación Integral (EFI), “una de las medidas educativas de las que dispone el Consejo de Atención a Menores, a partir del Decreto-Ley 64, que rige el sistema de atención a menores con trastornos de la conducta”.
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Las instituciones, pertenecientes al ministerio del Interior, han servido a las autoridades para sancionar a los menores de edad que participaron en las históricas protestas del 11J en Cuba. Sin embargo, para la prensa oficialista, dichos centros de reeducación han estado sometidos a la “manipulación mediática” de los “enemigos de la revolución”, que han querido presentarlos como centros de detención o prisiones directamente.
Para contrarrestar esta “matriz” de opinión contrarrevolucionaria, el periódico Granma visitó el viernes pasado la EFI José Martí, en donde se encuentran seis adolescentes cubanos sometidos a un proceso de “reeducación y reinserción social” que busca “corregir el comportamiento” de unos jóvenes que, provenientes de entornos complejos, se lanzaron a protestar “engañados y manipulados”.
“Aquí tenemos entre nuestras funciones brindarles tratamiento a todos los muchachos que son remitidos por el Consejo de Atención a Menores del MININT, que se basa, principalmente, en que ellos acepten la medida aplicada y su error, que comprendan cuál es la desviación que tienen en su conducta”, explicó Yelena de las Mercedes Valenzuela Orta, psicóloga del mencionado centro.
Según Granma, entre la población han existido opiniones que la práctica ha desmentido en las doce EFI que funcionan en el país. “En realidad se trata de instituciones educativas de tránsito, semejantes a las escuelas de la enseñanza general, solo que en las EFI entran los estudiantes que tienen necesidades educativas especiales para brindarles tratamiento, formarlos y reintegrarlos a la sociedad”, aseguró el medio oficialista.
En ningún caso, según el órgano del PCC, se trata de “prisiones”, como han querido hacer ver los periodistas independientes; sino que son “centros educativos” donde los internados del 11J han recibido “el mismo tratamiento educativo, sin diferencias de ningún tipo con el resto de los estudiantes”. Los padres de los menores internados, por supuesto, también suscriben la normalidad y la calidad de estos centros de formación que los “odiadores” califican de cárceles o centros de adoctrinamiento.
“A nosotros se nos ha tratado bien; yo pedí entrevista con el Fiscal y me la dieron; puse una queja en Atención a la ciudadanía y se me dio la respuesta, me citaron y la jefa principal de Atención a Menores tuvo una entrevista conmigo y me explicó detalladamente, que esto no era una prisión, que aquí lo que se iba a hacer era educar al niño”, refirió el padre del adolescente de 16 años, Yeniel González Pérez, quien ingresó a la EFI José Martí “por un hecho que la ley tipifica como delito”, presuntamente cometido el 11 de julio.
Se trata de una “experiencia que nosotros nunca habíamos vivido”, señaló el padre de Yeniel. “Al principio no lo aceptaba…, yo decía que mi hijo no podía haber hecho eso, que cómo le iba a pasar eso, pero uno poco a poco va comprendiendo y te das cuenta que cometió el error y tiene que enmendarlo; en este caso modificando su comportamiento”, dijo al citado medio oficialista.
“De todo lo malo se saca lo bueno y aquí he aprendido bastante”, señaló por su parte el adolescente. “Yo no quisiera haber estado aquí nunca, pero ya que estoy aquí tengo que hacer las cosas bien y ser mejor que como era antes. He aprendido a valorar más a las personas que tengo a mi lado, a quienes no les daba tanta importancia”, reflexionó.
“Yo llegué aquí asustado, pensando que esto iba a ser peor, por lo que la gente comenta en la calle de estos lugares, y al final es todo lo contrario; aquí los profesores te ayudan, te dan consejos, hablan bastante con nosotros”, añadió Yeniel, uno de los seis jóvenes que ahora escarmientan en la EFI José Martí.
Las normas del centro permiten a los internos tener un pase de “unos días” cada tres meses, si se mantiene un “buen comportamiento”
“El internamiento es excepcional, a partir de la participación del menor en un hecho que la ley tipifica como delito, o por mantener una conducta muy agravada. No tiene tiempo ni límite, sino que es a partir de que el menor vaya modificando su conducta, que puede ser antes o después del año, en dependencia del hecho, que la ley tipifica como delito, en el cual participó, y, por supuesto, de que la familia esté en condiciones, porque se buscan las potencialidades del menor, de la familia y del entorno, para poder prepararlo”, detalló a Granma la coronel Luciana Calixto Prieto, segunda jefa de la Dirección de Atención a Menores del MININT.
“Los hemos tenido que han retornado a la escuela de visita, a vernos, y hay quienes están trabajando y más nunca se han involucrado en nada que atente contra la ley”, comentó orgullosa una de las profesoras de la EFI José Martí, uno de los 12 centros en los que “un equipo compuesto por sicólogos, juristas y siquiatras, entre otros especialistas, se encarga de evaluar la evolución del comportamiento de cada estudiante, en función de lo cual se trabaja para que pueda reinsertarse a la sociedad”.
Y donde, además, los jóvenes y sus padres “llegan a comprender” el error que significa exigir derechos y libertades, y protestar contra el régimen totalitario de Cuba.
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