La edificación de viviendas con techos de bóveda se retomó en la provincia de Pinar del Río como una “alternativa” ante la aguda escasez de materiales de construcción en Cuba.
Un reportaje del periódico Guerrillero revela que, aunque hasta el momento solo se terminado una vivienda de este tipo en la provincia, los planes del gobierno para este año incluyen la construcción de 45, “a promedio de cuatro por municipio, las cuales servirán de polígono en cada uno de los territorios, para hacerlo extensivo a la población”, según dijeron autoridades locales.
El medio de prensa oficialista resalta, como si se tratara de algo ingenioso, que en la construcción de viviendas con techos de bóveda se retoma la técnica constructiva puesta en práctica por los romanos porque “a pesar de su antigüedad, resulta novedosa y atractiva ante los ojos de quien la admira”.
Según Guerrillero, esta alternativa pretende “estimular la producción local de materiales”, pero el objetivo principal de estas construcciones es reducir los costos económicos de las viviendas, aunque cabría analizar hasta qué punto se garantiza una mayor resistencia y durabilidad.
La primera vivienda con esta variante se ejecutó en el reparto Diez de Octubre de la capital pinareña, por un valor de alrededor de 280,000 pesos en moneda nacional, mientras que la cubierta osciló en torno a los 90,000. El periódico no menciona a cuánto asciende la reducción de los costos con respecto a otros tipos de construcciones.
José Luis Hernández León, subdirector técnico de la Dirección Provincial de la Vivienda (DPV), aseguró a ese medio de prensa que estas construcciones -de tipología dos- tienen “un techo resistente ante los eventos meteorológicos, sobre todo los fuertes vientos y mejora así el fondo habitacional porque su composición es sólida”. De acuerdo con su explicación, esto las diferencia de las viviendas basadas en tipología tres, que tienen cubiertas ligeras con cemento y planchas de cinc, entre otras.
Sin embargo, esta "propuesta atractiva" -como la define el periódico- no es bien recibida por los cubanos. “La población quizás no confía en la casa de ladrillos, piensa que se va a caer, entonces se prostituye la técnica en el buen sentido de la palabra”, reconoció Hernández León.
José Manuel Melo Fernández, arquitecto ejecutor de esa primera casa con techo de bóveda, señaló que este tipo de obras llevan más cemento, pero el contenido de acero es mínimo, “solo en el cerramento para trancar y que no se abran las paredes, pero el resto de la cubierta ahorra todo el acero de la placa, incluso en la propia cimentación”, aseguró.
Advirtió, no obstante, se necesita un buen cálculo de los materiales y que estos sean los adecuados; eso, suponiendo, que las construcciones se hagan siguiendo los patrones de calidad necesarios.
Alternativas como esta son aparentes soluciones a la crisis de la vivienda y la producción de materiales en el país. En la provincia de Santiago de Cuba, la Empresa de Producción de Materiales (Empromac) sustituyó el hormigón por barro en componentes de las viviendas debido al déficit de materias primas.
En Trinidad, provincia Sancti Spíritus, se promueve la construcción de viviendas con barro para paliar la crisis habitacional, según revelan fuentes locales.
Incluso, la edificación de viviendas por medios propios se hace cada vez más difícil en la isla, sobre todo si se tiene en cuenta que el gobierno cubano ha continuado aumentando los precios de los materiales de construcción.
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