El teniente general ruso Nikolai Leonov, ex vicejefe del KGB, falleció en Moscú, tras una vida dedicada a la antigua Inteligencia soviética, en la que se desempeñó como el oficial que "atendió" a Fidel y Raúl Castro, elogió a Miguel Díaz-Canel y criticó a Vladimir Putin.
El presidente Díaz-Canel calificó de "amigo entrañable" de Cuba a Leonov, a quien estará consagrado el programa "Mesa Redonda" de este jueves, en la televisión cubana, con las intervenciones del cineasta Manuel Pérez, realizador de la entrevista al fallecido teniente general La vida que ha quedado atrás, y Emilio Lozada, exembajador en Rusia.
El militar ruso, que nunca escatimó elogios hacia Fidel y Raúl Castro -hasta el punto de que el segundo llegó a decir en su última visita oficial a Moscú que ojalá las relaciones entre Rusia y Cuba fueran como las suyas con Leonov-, alabó a Díaz-Canel, tras su visita a La Habana para presentar su biografía de Raúl.
"Hablé muy brevemente con Díaz-Canel en mi última visita a la isla en 2016 para presentar mi libro sobre Raúl (...) Como en China, a Díaz-Canel le dieron encargos políticos difíciles para probar su capacidad y también su fidelidad. Y Díaz-Canel respondió. Es muy modesto. Nunca intentó resaltar", declaró Leonov a la agencia EFE.
Aunque el nuevo líder apenas ha llegado a plasmar sus pensamientos por escrito, "es conocido por su decencia, lo que ya es mucho", concluyó Leonov en su análisis de Díaz-Canel.
Leonov, que ha muerto a los 93 años, fue uno de los oficiales más activos del desaparecido KGB en América Latina, donde vivió de cerca el triunfo de la revolución cubana, la Crisis de Octubre, el asesinato del presidente norteamericano John F. Kennedy y el derrocamiento del mandatario chileno Salvador Allende.
El espía ruso conoció a Raúl Castro a bordo del barco "Andrea Gritti", en el que viajaron desde Italia al Caribe, en 1953, y en 1956 se reencontraron en México, estableciendo relación con Ernesto Guevara y estrechando vínculos con el propio Raúl, de quien escribió la biografía Un hombre en revolución, y que lo presentó a Fidel.
Un exsubordinado del comandante Manuel Piñeiro Losada, en el Departamento Liberación, un desgajamiento de la Inteligencia cubana, aseguró a CiberCuba que "Leonov controló la salida del yate Granma de Tuxpan hacia Cuba, e informó al Centro Principal en Moscú".
Tras la bronca entre Nikita Kruschov y Fidel Castro, por la decisión del Kremlin de negociar con Estados Unidos una salida a la Crisis de los misiles, dejando a Cuba al margen, Leonov persuadió al Kremlin de invitar al dirigente cubano, en acto de desagravio, y al impetuoso Castro a aceptar la invitación, siendo su traductor en aquel viaje de 1963.
Kennedy, Guevara y Putin
Leonov recibió a Lee Harwey Oswald, el exmarine norteamericano acusado de asesinar al presidente Kennedy, en la embajada soviética en Estados Unidos.
"Me reuní con Oswald cuando vino a buscar forma de ir a la URSS. Él no pudo ser el ejecutor material del asesinato de Kennedy. Es imposible. Era un hombre desgastado, extremadamente flaco y pobremente vestido. Estaba demente, yo veía que él no podía haber matado a Kennedy, no podría ni sujetar un arma, le temblaba todo... Ni siquiera le pude estrechar la mano. Fue la cabeza de turco. Era el más indicado para este papel", revelaba Leonov, a la productora española Furor TV, en 2018, transmitida recientemente por Cuatro televisión, del grupo Mediaset.
Durante un viaje de Guevara a Corea del Norte, Leonov ofició de traductor, pero no existe testimonio de su relación posterior y si desempeñó algún papel en el exilio y muerte del guerrillero argentino-cubano, antisoviético y promaoísta.
Leonov fue muy crítico con el presidente ruso Vladimir Putin, los oligarcas que lo rodean y los métodos usados para llegar al poder, de la mano de Boris Yeltsin, durante su última entrevista concedida a Furor TV.
Yeltsin se dio cuenta que su administración era muy mala, y en 1996, cuando se iba a presentar de nuevo a las elecciones, parecía una piltrafa; y empezó a buscar un sucesor para poder salir de la política, explicaba Leonov, aludiendo al visible alcoholismo del entonces líder ruso.
Y apareció su relevo, también exmiembro del KGB, y de meteórico ascenso, porque en 1996 Putin no era nadie, un funcionario sin cargo, cuyo jefe acababa de perder las elecciones a la alcaldía de San Petersburgo y, "en cuatro años, un joven fracasado se convierte en presidente, algo único en nuestra historia".
Poco a poco, Putin se ganó la confianza de Yeltsin. a quien fue recomendado para trabajar para la presidencia, con un papel secundario, pero al final ascendió a jefe del Servicio Federal de Seguridad (FSB), recordó Leonov.
El entonces Fiscal General de Rusia, Yuri Skuratov, que acusó a Yeltsin y a su entorno más cercano de corrupción, sufrió un chantaje montado por Putin, quien ordenó, cumpliendo indicaciones del presidente, contratar a dos prostitutas que yacieron con el funcionario, siendo grabado y difundido el vídeo, obligándolo a renunciar y desaparecer de la vida pública rusa.
Putin salvó a Yeltsin de ser destituido por el parlamento ruso, sobornando con 30,000 euros a los diputados que votaron en contra del impeachment, concluyó Leonov.
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