El gobierno ruso prestó a Cuba $2,300 millones de dólares entre 2006 y 2019 para financiar proyectos de energía, industria metalúrgica y transporte, pero aun con esa inversión, el régimen no logró garantizar un mantenimiento adecuado de las termoeléctricas ni impedir la grave crisis del sistema energético, reconocieron autoridades cubanas.
La cifra fue revelada por el gobierno ruso el pasado 11 de junio, y el portal de noticias Sputnik aclaró que la mayor parte de estos préstamos ($1,360 millones) estaban destinados a construir la infraestructura de una planta energética que aliviaría la situación del país en ese rubro.
Sin embargo, la viceministra de Energía y Minas de Cuba, Tatiana Amarán, indicó en declaraciones a esa publicación que, a pesar de estos préstamos y de la ayuda de "empresas, compañías e instituciones dentro de Rusia", el mantenimiento del sistema energético "en el último tiempo" se ha agravado.
De ese empeoramiento culpó al socorrido embargo de Estados Unidos y al impacto de la pandemia de COVID-19, según sus declaraciones a Sputnik.
La funcionaria dijo a ese medio que Cuba tiene como reto el "sostenimiento del sistema energético actual (...), caracterizado por unidades termoeléctricas con una vida de más de 35 años, totalmente descapitalizado".
Explicó que ambos países tienen proyectos conjuntos, entre los cuales se encuentran una serie de acuerdos de cooperación energética bilateral firmados en 2014 y la concepción de proyectos "útiles para reducir la dependencia cubana" a los combustibles fósiles importados.
Asimismo, comentó que la empresa Unión Cuba Petróleo (CUPET) coopera con la petrolera rusa Zarubezhneft en la extracción de crudo del yacimiento de Boca de Jaruco, y colabora con Rosneft para aumentar las capacidades de extracción en los yacimientos de la isla.
Ninguno de esos proyectos, sin embargo, han servido para aliviar la situación del sistema electroenergético en el país, donde ha habido recortes de hasta un 50% en el alumbrado público, se registran apagones de más de 12 horas y el gobierno ha reconocido la escasez de combustible.
Cuba dejó de amortizar la deuda con Rusia desde inicios de 2020 y solicitó a su viejo aliado una reestructuración de la misma, lo cual fue concedido por Vladimir Putin el pasado 11 de junio, aunque ya en febrero –antes de iniciar la invasión a Ucrania– había aprobado la prorrogación del pago de estos préstamos.
Entre 2020 y 2021 Cuba dejó de desembolsar por concepto del pago de la deuda y los intereses, $57 millones de dólares. Los nuevos términos aceptados en febrero significaron que el gobierno ruso recuperaría esa cantidad entre 2022 y 2027, más el pago adicional de unos $11 millones de dólares por concepto de nuevos intereses.
Desde entonces el régimen cubano ha manifestado su respaldo al Kremlin tras desatar la guerra contra Ucrania, dando credibilidad absoluta a la narrativa rusa que justifica el conflicto bélico.
El comité de Asuntos Internacionales del Consejo de la Federación indicó que Cuba tiene una importancia especial para Moscú, pues contribuye "a fortalecer las posiciones políticas de la Federación de Rusia en América Latina".
El régimen cubano también destaca la colaboración rusa para sacar adelante al país, pero no aclara por qué a pesar de los millones recibidos en préstamos y que presuntamente fueron destinados a mejorar la matriz energética, las termoeléctricas continúan averiándose tan frecuentemente.
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