Cubana indignada tras estancia en hotel de Varadero: "Como campismo muy bien"

"Esto no es regalado, cuesta bien caro. Los cubanos nos hemos acostumbrado al maltrato, al 'no hay', al 'que se le va a hacer' y perdimos la noción de que tenemos el derecho a exigir lo que pagamos", dijo la joven turista.

Hotel Villa Tortuga, en Varadero © Isa Prendes / Facebook
Hotel Villa Tortuga, en Varadero Foto © Isa Prendes / Facebook

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Este artículo es de hace 2 años

Una cubana que pasó unos días de descanso en el Hotel Villa Tortuga, en Varadero, denunció la mala experiencia que vivieron ella y su familia, a pesar de ser una instalación de la cadena Gran Caribe con categoría tres estrellas.

Isa Prendes, una informática que reside en Gerona, en la Isla de la Juventud, relató en su muro de Facebook el maltrato que vivió durante su estancia de tres días, por la cual pagaron 40,600 pesos.


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"Llegamos al hotel a las 11:00 pm o un poco más, ya sin comida, solo un Snack Bar que oferta panes con queso y con chorizo (ese día). Recibimos las dos habitaciones y nos dirigimos hacia ellas ansiosos por bañarnos después del largo viaje, para nuestra sorpresa una de las habitaciones no tenía luces y ninguna de las dos contaba con toallas. Primera molestia, como es de esperar volvimos al lobby y las luces fueron colocadas al momento, las toallas no llegaron hasta la tarde del otro día y después de cuatro reclamos por mi parte. Conclusión: a dormir cochinillos", detalló.

Foto: Captura de Facebook / Isa Prendes

Al día siguiente, al desayunar se toparon con que no había leche, solo refrescos gaseados instantáneos.

"Nada de Tu Kola, Naranjita o Limón; tampoco donde llevarlos, teníamos que andar con los termos propios o con un vasito a todos lados porque de eso tampoco hay por aquí", precisó.

En relación con las comidas, a Isa le sirvieron alimentos echados a perder, como yuca y remolachas.

"Al tercer día se acabó el café en todo el hotel, el abastecedor tampoco tiene, así que como buenos cubanos consumidores de esta droga tuvimos que comprar en la tienda de MLC para que nos lo pudieran preparar. También brindamos a varios que se acercaban cuando nos veían con el, pero claro, no es nuestra tarea repartir café en un hotel", cuestionó.

El día del regreso, después de esperar una hora en la cola para comer carne de cerdo a la plancha, solo les sirvieron cuatro platos llenos de grasa.

"Como es nuestro derecho exigimos que nos cortaran otra parte que no fuese solo grasa, pero aquí los dueños de la plancha son los que en ella cocinan y, pues no, 'eso es lo que les tocó'. Como alternativa llené el plato de carne en salsa, muy rica, pero era más el hueso que el buen sabor, así que después de lastimarme cuatro veces las muelas decidí dejarla y buscar una tercera alternativa: el ajiaco", dijo.

Además de la escasez de productos, la joven turista sufrió maltrato por parte de los gastronómicos en casi la mayoría de los lugares a los que fue.

"Solo dos o tres hacen su trabajo con amor y comprenden que una sonrisa siempre reconforta cuando vas a negar algo porque no hay", señaló.

Isa quiso divulgar su experiencia para que otros pineros no se gasten su dinero sin saber lo que realmente están pagando.

"A todos mis amigos que preguntaron les respondí lo mismo: Como campismo muy bien, como hotel una ping...", recalcó.

La joven señaló que ella es exigente solo con lo que le corresponde por derecho.

"Esto no es regalado, cuesta y cuesta bien caro, (...) los cubanos nos hemos acostumbrado al mal trato, al 'no hay', al 'que se le va a hacer' y perdimos la noción de que tenemos el derecho a exigir lo que pagamos", subrayó.

Por último, criticó a la cadena Gran Caribe por subir el precio de sus servicios y a la ves disminuir la oferta.

"Eso se llama estafa. Si sabes que no cuentas con todo lo que necesitas pues no subas precios, aclara a los clientes lo que están pagando y que sea nuestra decisión si vamos a Varadero por ese precio y en esas condiciones, o si me quedo en casa...", afirmó.

"Me relajé, disfruté en familia y la pasamos bien, yo pagué para eso. Para lo que no pagué fue para insultarme, no poder bañarme y secarme después, o para tener que buscar mi propio café. Hoy me voy de este hotel con la certeza de que nunca más volveré a él", concluyó.

La experiencia de esta familia cubana contrasta con la amplia disponibilidad de productos a la que tuvieron acceso los participantes en la Feria Internacional de Turismo que se celebró en mayo en Varadero.

En aquella ocasión, el gobierno presentó a los visitantes una oferta muy lejana a la que conocieron Isa Prendes y su familia esta semana.

Según fotos divulgadas en las redes sociales, se organizó un ostentoso bufet con mesas llenas de varios tipos de carne y embutidos, quesos, frutas y dulces finos; un suculento banquete servido en platos cuidadosamente preparados, con finas elaboraciones y curiosos diseños.

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