El fin de año en Cuba mostró una vez más el lujo, la abundancia de comida y las fiestas en los hoteles, mientras el pueblo enfrenta una profunda crisis y muchos trabajadores no tienen un trozo de carne que llevar a sus mesas para compartir en familia.
Mientras algunos hoteles de lujo, como el Grand Sirenis Cayo Santa María y el Hotel Playa Cayo Santa María Beach Resort & SPA, exhibieron en redes sociales imágenes de opulentas fiestas de fin de año con abundante comida y bebidas, la mayoría de los cubanos enfrentaron un cierre de año marcado por la escasez, los apagones y las dificultades económicas.
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Las publicaciones en redes sociales mostraron mesas repletas de mariscos, carnes y dulces, con una atmósfera festiva que contrasta brutalmente con la realidad cotidiana de millones de cubanos.
Las zonas de lujo destinadas al turismo internacional brillaron en celebraciones que parecen ajenas a la grave crisis que golpea al resto del país.
Por el contrario, la realidad para la mayoría de los ciudadanos fue desgarradora. En Santiago de Cuba, decenas de jubilados se vieron obligados a hacer largas filas en bancos y oficinas de correos para cobrar sus pensiones, enfrentando desorganización y condiciones adversas.
Este panorama refleja el día a día de una población agobiada por la inflación y la escasez de recursos.
La madrugada del 1 de enero de 2025 en La Habana pintó una escena desoladora. Las calles vacías en El Vedado, dejaron un contraste con la vibrante vida nocturna que solía caracterizar estas fechas.
Las redes sociales también reflejaron el descontento de muchas familias que, incapaces de celebrar, permanecieron encerradas en sus hogares por falta de recursos.
La prensa oficialista ha reconocido la gravedad de la situación y admitió en una publicación reciente que "celebrar con carne de cerdo, arroz moro y yuca, una tradición por décadas, se ha vuelto un lujo inalcanzable".
Esta realidad se suma al impacto de medidas gubernamentales como la eliminación gradual de subsidios a la canasta básica, que ha profundizado el sufrimiento de los más vulnerables.
Productos cárnicos como el lomo de cerdo ahumado alcanzaron este fin de año precios de hasta 1,100 pesos por libra, mientras la pierna de cerdo deshuesada importada se cotizó en 1,000 pesos por libra.
Incluso alternativas consideradas más accesibles, como el picadillo de pollo, se vendieron a precios que rondaron los 310 pesos por libra, inalcanzables para gran parte de la población.
Con este panorama, las fiestas de fin de año no solo reabrieron las heridas de la crisis económica, sino también las de la división familiar provocada por la migración. Para los cubanos, comenzar el año con esperanza se ha vuelto un desafío titánico.
Preguntas frecuentes sobre las festividades de fin de año y la crisis en Cuba
¿Cómo se celebró el fin de año en los hoteles de Cuba en contraste con la crisis económica?
Durante el fin de año, los hoteles de lujo en Cuba, como el Grand Sirenis Cayo Santa María, exhibieron fiestas opulentas con abundancia de comida y bebidas, creando un contraste brutal con la realidad de escasez, apagones y dificultades económicas que enfrenta la mayoría de la población cubana.
¿Cuál es la situación de los precios de los alimentos en Cuba durante las festividades?
Los precios de los alimentos en Cuba han alcanzado niveles alarmantes, con productos básicos como el lomo de cerdo ahumado y la pierna de cerdo deshuesada importada cotizándose en más de 1,000 pesos por libra, lo que los hace inalcanzables para gran parte de la población.
¿Qué papel juega el gobierno cubano en la crisis económica actual?
El gobierno cubano ha contribuido a la crisis económica mediante medidas como la eliminación de subsidios a la canasta básica. Estas acciones han profundizado el sufrimiento de los más vulnerables y han llevado a una inflación descontrolada y escasez de recursos esenciales.
¿Cómo ha impactado la crisis en la vida cotidiana de los cubanos durante las fiestas de fin de año?
La crisis ha dejado a muchas familias cubanas sin los recursos necesarios para celebrar las fiestas de fin de año, con calles desoladas y hogares donde la falta de alimentos y recursos básicos prevalece, mientras las familias se enfrentan a la división por la migración y el aumento de precios.
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