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El gobernador de Texas, Greg Abbott, emitió este jueves una orden ejecutiva que autoriza a la Guardia Nacional y al Departamento de Seguridad Pública de su estado a devolver inmigrantes ilegales a la frontera con México, una medida que podría afectar a cientos de cubanos.
En un mensaje publicado en Twitter, Abbott culpó a la administración de Joe Biden de la crisis en sus fronteras, y afirmó que "los cárteles se han envalentonado con las políticas de fronteras abiertas" del presidente.
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La eliminación de iniciativas instauradas por Donald Trump, como el Título 42 y la política Permanecer en México [PPM], han obligado a Texas a tomar "medidas sin precedentes para detener esta empresa criminal" del tráfico de personas, armas y estupefacientes, apuntó Abbott.
La declaración detalla que la decisión de Biden de terminar con las expulsiones del Título 42, una restricción sustentada en las regulaciones sanitarias por la pandemia de Covid-19, y con la política de Permanecer en México ha llevado a niveles históricos de cruces irregulares por la zona fronteriza.
En los primeros ocho meses del año fiscal 2022, ingresaron de manera irregular por la frontera sur 1.5 millones de inmigrantes de diversas nacionalidades, una cifra que superará eventualmente los 1.7 millones que llegaron en el período fiscal precedente. Solo en mayo, las estadísticas del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) entraron por el borde fronterizo mexicano 239,416 indocumentados.
Un ejemplo de esta avalancha imparable fue el fin de semana del 4 de julio, cuando resultaron detenidos 5,000 migrantes, argumentó el gobernador republicano.
"He autorizado a la Guardia Nacional de Texas y al Departamento de Seguridad Pública de Texas a comenzar a devolver inmigrantes ilegales a la frontera para detener esta empresa criminal que pone en peligro a nuestras comunidades. A medida que los desafíos en la frontera continúan aumentando, Texas continuará tomando medidas para abordar los desafíos causados por la Administración Biden", expresó Abbott.
La medida marca un desafío del estado de Texas al crear su propia fuerza de inmigración para combatir el flujo irregular de personas por la frontera sur, lo cual es potestad de la autoridad federal de Washington.
Abbott denunció, además, que la Casa Blanca ha abandonado el compromiso de proteger a cada Estado de esta Unión contra la invasión, obligando a Texas a construir un muro fronterizo, desplegar fuerzas militares estatales y celebrar acuerdos para "repeler la inmigración ilegal que financian los cárteles".
La orden de Abbott asegura $4 mil millones de dólares en fondos para los esfuerzos de seguridad fronteriza de Texas e incrementa el despliegue de soldados de la Guardia Nacional y del Departamento de Seguridad Pública para arrestar y encarcelar a los coyotes que traspasan o cometen otros delitos estatales a lo largo de la frontera sur.
Asimismo, asigna recursos para la adquisición de 1,700 paneles de acero sin usar para construir el muro fronterizo contra los cárteles que contrabandean "cantidades récord de personas, armas y drogas mortales como el fentanilo".
También anuncia la preparación de una declaratoria de desastre por crisis fronteriza, y una orden ejecutiva que impedirá que las entidades no gubernamentales transporten inmigrantes ilegales.
Abbott agrega que firmará memorandos de entendimiento entre Texas y los estados mexicanos de Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas para fortalecer las medidas de seguridad fronteriza que evitarán la inmigración ilegal desde México.
Por último, dijo que se intensificará la revisión de remolques y semirremolques, a fin de evitar el trasiego de personas.
No es la primera vez que Abbott se enfrenta a la administración por la cuestión migratoria. El pasado abril puso en práctica un plan para enviar en autobús desde Texas a Washington a decenas de inmigrantes indocumentados, con el propósito de contrarrestar las políticas federales durante la crisis migratoria en la frontera sur de Estados Unidos.
Abbott está bajo el insistente reclamos de rancheros y residentes en la zona fronteriza, quienes piden la intervención del gobierno estatal para proteger sus cosechas y propiedades invadidas por la ola de inmigrantes.
La llegada de migrantes a la frontera de México y Estados Unidos parece indetenible. Especialmente se ha incrementado el arribo de cubanos, luego de que Nicaragua eliminara para ellos el requisito de visado, facilitando así su salida legal de la isla.
Aunque la entrada irregular de cubanos a Estados Unidos experimentó un ligero descenso en mayo, la cifra no deja de ser exorbitante: 25,348 llegaron por puntos de la frontera sur para solicitar refugio en el país.
Las estadísticas reveladas en junio por el Departamento de Aduanas y Protección de Fronteras (CBP) elevan el flujo migratorio cubano por vía terrestre a 140,602 registrados durante los primeros ocho meses del actual año fiscal (FY2022), que comenzó el pasado 1 de octubre. El total incluye también puntos de la frontera norte de Estados Unidos.
Los datos confirman oficialmente la mayor estampida de inmigrantes cubanos hacia territorio estadounidense en seis décadas, superando con amplitud al éxodo del Mariel de 1980, cuando en apenas siete meses arribaron unas 125,000 personas.
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