Residentes de las localidades de Jagüey Grande, en la provincia de Matanzas, Sagua la Grande y Caibarién, en Villa Clara, protestaron en las calles contra el gobierno cubano la noche de este jueves por los reiterados apagones que golpean desde hace meses al país, según reportes en redes sociales.
Sonando cazuelas, a gritos de "libertad" y "pongan la corriente", decenas de personas recorrieron las oscuras calles del consejo popular Australia y de la ciudad de Jagüey Grande, en el municipio del mismo nombre.
También se registraron protestas populares en las ciudades de Sagua la Grande y Caibarién, donde habrían puesto la luz minutos después.
Las protestas ante la inconformidad de los cubanos por los prolongados apagones se han agudizado en las últimas semanas en medio de una situación que las propias autoridades gubernamentales reconocen no tendrá solución a corto plazo.
Una manifestación callejera tuvo lugar el pasado 14 de julio en Los Palacios, Pinar del Río, con toques de cazuela y declaraciones de pobladores desafiando a las autoridades.
En una comparecencia televisiva en junio pasado, el mandatario Miguel Díaz-Canel había reconocido el descontento en la población cubana por los constantes y extensos apagones a lo largo del país, que se han acrecentado en estas últimas semanas, pese a que en aquella ocasión él mismo aseguró las intenciones de su gobierno de estabilizar la capacidad energética durante el verano.
"Mientras se mantengan los apagones y sigamos sintiendo las molestias, seguirán las insatisfacciones y será difícil cambiar los estados de opinión", dijo entonces Díaz-Canel, al tiempo que recalcaba que el gobierno hace los máximos esfuerzos para "afectar lo mínimo posible" a la población.
Su intervención en televisión nacional se produjo dos días después de la airada protesta que protagonizaron estudiantes becados en la Universidad de Camagüey “Ignacio Agramonte”, luego de más de 10 horas sin corriente eléctrica y suministro de agua. Al finalizar la tarde del 14 de junio, los universitarios decidieron salir de sus albergues para manifestar su malestar con cacerolazos y a gritos de “¡pongan la corriente, ping*!” y “¡agua y corriente!”.
Un día después, en Manzanillo, provincia de Granma, vecinos de un barrio se lanzaron a las calles a protestar por los frecuentes cortes de electricidad, que ya entonces se extendían por más de 12 horas. El sonado cacerolazo nocturno logró el efecto esperado: a los pocos minutos restablecieron el servicio.
Sin embargo, las interrupciones del servicio eléctrico no han dejado de desatar airadas protestas de la ciudadanía, ya sean públicas o en el ciberespacio; mientras las autoridades permanecen alertas, justo a un año del estallido social del 11J y ante el incierto panorama de la crisis energética nacional, para la que no se vislumbran soluciones ni inmediatas ni efectivas.
Un mes después de la comparecencia gubernamental, compromisos de estabilizar el servicio eléctrico durante el caluroso verano cubano y gira presidencial por las principales termoeléctricas del país, a la ya crítica situación de frecuentes averías, mantenimientos continuos y limitación de recursos se han sumado también accidentes imprevistos, como el incendio que dejó inutilizado el bloque dos de la planta de Felton, en Holguín, al menos por un año y medio.
El escenario se avizora aún más complicado que en meses anteriores para los cerca de cuatro millones de hogares de cubanos, donde la crisis del país se percibe día a día no solo en la falta de electricidad, sino en otras necesidades igual o más apremiantes, como la alimentación, el suministro de agua y la atención médica.
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