Un estudio llevado a cabo por especialistas del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA) llegó a la conclusión de que la innovación dentro de las empresas cubanas no ha contribuido en lo esencial a la solución de los problemas económicos y sociales del país.
“Para un periodo de 20 años (1997-2017) la conducta innovadora de las empresas cubanas mantuvo un comportamiento casi lineal, sin el desarrollo necesario para contribuir de una manera lo suficientemente efectiva a la solución de los problemas económicos y sociales del país”, concluyen los especialistas.
El estudio, firmado por los especialistas Armando Rodríguez Batista, Jesús Chía Garzón, Héctor Arias Martín, María Luisa Zamora Rodríguez, se apoya en las tres encuestas de innovación realizadas en ese periodo y evalúa el comportamiento de los aspectos fundamentales y del sistema de relaciones que caracterizaron la conducta innovadora en una muestra significativa de empresas cubanas.
El diagnóstico del sistema empresarial cubano arroja además otras conclusiones preocupantes. Los especialistas consideran que el sector empresarial cubano “posee un insuficiente nivel de conexión con las entidades generadoras del conocimiento, las dedicadas a las actividades de interface y con otras empresas que pueden complementar de manera más eficiente y con mayor calidad sus producciones”.
También, explican que la capacidad innovadora de las empresas “continúa siendo insuficiente y aún la innovación no constituye una herramienta decisiva en el accionar estratégico y táctico de los directivos empresariales”.
Los especialistas afirman que, en el periodo estudiado, la innovación no formó parte de la visión estratégica de los directivos para mejorar la eficiencia económica de las empresas e incrementar la competitividad.
De esta manera, el estudio recomienda, por ejemplo, priorizar la actividad innovadora “principalmente mediante el incremento de las exportaciones y la sustitución efectiva de importaciones”, así como “asumir los costos y los riesgos de la innovación, mediante el empleo de las diferentes fuentes financieras existentes en el sistema de financiamiento mixto establecido”.
La economía cubana y su sistema empresarial llevan décadas sumidos en una profunda crisis que se manifiesta en los bajos niveles de producción y la ineficiencia.
Al cierre del pasado año, el gobierno cubano admitía que el plan de ordenamiento de la economía tuvo problemas tanto en su diseño como en su implantación, lo que ha generado “en algunos ámbitos, resultados no deseados y múltiples insatisfacciones entre la población”.
En marzo de este año, por su parte, se reportaron pérdidas en más de 400 empresas estatales durante el mes de enero y se anunció la puesta en marcha de “un proceso para analizar, una por una, las empresas del sistema estatal socialista que han proyectado pérdidas para este año”.
El objetivo de este proceso, según Cubadebate, es el de “proponer las medidas para revertir la situación en cada uno de los casos” y avisó que estas medidas “no serán las mismas para todas” las empresas.
En el caso de las empresas que tuvieron pérdidas (457 en total), más del 97% pertenecen también al sistema empresarial estatal (446). De todas estas empresas estatales deficitarias, el 93% se concentraron “en la agricultura, la industria azucarera, la industria alimentaria, la construcción, el transporte y las empresas de subordinación local”. Solo en 16 de ellas “se concentra el 50 por ciento del valor de las pérdidas”, precisó el ministro.
Para el cierre de 2022, 87 entidades del sistema empresarial estatal (que incluyen los sectores de agricultura, transporte, industria alimentaria, energía y minas, industria azucarera, recursos hidráulicos, entre otros) planificaron pérdidas por un valor de 12,657 millones de pesos, aún así el ministro de Economía cubano Alejandro Gil Fernández reconoció que “estas proyecciones se hicieron en un contexto que no tomó en cuenta los actuales incrementos de los precios”.
“Planificar pérdidas es una estrategia que no puede continuar, porque el diseño que se ha hecho para el sistema empresarial estatal establece que el mismo tiene que ser rentable, eficiente, que tiene que operar con utilidades, con ganancias razonables, justas”, indicó.
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