Los apagones en Ciego de Ávila no solo dejan sin luz a los vecinos de esa provincia, sino que les impide tener acceso a agua potable.
Ante el déficit de energía, que se extenderá por lo menos hasta diciembre, las bombas que se encargan de distribuir el vital líquido hasta las casas de los clientes de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Ciego de Ávila son incapaces de trabajar debidamente, alargando los ciclos de distribución.
Equipos electrógenos, bombas y pizarras eléctricas dañadas se encuentran entre los principales problemas inventariados por las autoridades locales.
"En el caso de las bombas, al estar diseñadas para un régimen de explotación continuo de 24 horas, al parar por el déficit de energía y en el posterior período de puesta en funcionamiento, se producen averías en ocasiones", explicó el periódico Invasor.
La falta de energía eléctrica y las características propias de la distribución de agua potable en la red de acueductos obligó a aumentar los ciclos de bombeo, que antes era en días alternos y ahora pueden demorar hasta 48 horas.
Para dar una solución temporal a la crisis derivada de los apagones, se distribuye agua potable en pipas, sin embargo, estos camiones cisternas no tienen mangueras lo suficientemente largas como para abastecer los depósitos que quedan más alejados de las calles.
Aunque a priori pareciera una buena alternativa, tampoco es suficiente, porque en la provincia solo tienen disponibles como promedio unas 12 pipas de las 26 con que cuentan. La mayoría están paradas por falta de neumáticos y piezas de repuesto.
“Nosotros tenemos 15 tractores con pipas que prácticamente están paralizados por la falta de los anteriores recursos, lo cual obedece a la situación económica del país, agravada por el bloqueo norteamericano y al contexto internacional complejo”, dijo Wilmer Matos Lambert, director general de la Empresa Provincial de Acueducto y Alcantarillado de Ciego de Ávila.
Por el momento continuará el problema para abastecerse de agua potable, a pesar de las buenas intenciones de los funcionarios locales.
Cortes de agua y electricidad se traducen en menos calidad de vida para los cubanos, que deben enfrentar también el déficit de comidas, alimentos y otros productos de primera necesidad.
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