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Un cubano que caminaba por una calle del Vedado, en La Habana, fue expulsado de la acera donde se encuentra el hotel Grand Aston, perteneciente al consorcio militar GAESA.
Randol Doval estaba el jueves pasado en la calle 1ra, frente al Malecón, y desde allí mismo hizo una directa en su muro de Facebook para denunciar lo que había sucedido.
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"Es la segunda vez que yo me paro en esta acera, me recuesto allí al murito que ven acá, y el custodio viene y me bota, me dice que no puedo estar parado aquí; esta acera tal pareciera que es de una embajada, que es de otro país", dijo.
Randol aclaró que la primera vez que lo echaron del lugar estaba solo, pero en esta ocasión andaba con sus hijos, pues habían ido a comer a un restaurante cercano.
"Eso para que lo sepan, cuando vengan a esta zona de aquí, traten de no caerse en esta acera. Hay que averiguar bien si esto es una embajada o un hotel. Esta acera no es para cubanos, lo siento mucho, pero no es para cubanos", afirmó.
Según detalló en la sección de comentarios del post, el guardia de seguridad del hotel casi les cayó atrás a él y a su familia para botarlos, y solo estaban parados allí.
"El custodio sabe que con la porquería de salario que nos pagan en Cuba no me da ni para mirar el hotel, pero coño, la acera, aunque no se parezca a ninguna de La Habana, no es del hotel, es de Cuba", recalcó.
Familiares y amigos de Randol mostraron su indignación y calificaron el hecho como una falta de respeto y una humillación.
"Dan pena las cosas que pasan en este país, nuestro país, que vergüenza, hasta dónde van a llegar", dijo un anciano.
"Qué horror, que un ciudadano no pueda disfrutar ni de las calles de su país", expresó un cubano residente en Florida.
"Las aceras son del pueblo así como las calles, invitar a mucha gente a pasear por esa acera y sentarse y grabar, para ver qué pasa", propuso otro emigrado desde España.
El Grand Aston fue inaugurado el pasado 15 de marzo, en medio de la grave crisis económica que atraviesa el país. Diseñado como un hotel de lujo, el inmueble posee 600 habitaciones y suites, la mayoría con vista al mar y todas con equipamiento de primer nivel.
Hace algo más de dos semanas, un habanero denunció el maltrato que sufrió en el hotel Kohly, en el municipio Playa, al tratar de utilizar el gimnasio de la instalación.
"Le pregunto cómo haría para empezar el gimnasio y la primera respuesta fue que no estaba trabajando. Pregunto por qué, y la segunda respuesta fue que están llenos los contratos y hasta que no terminen los de tres, seis meses y un año no puede entrar más nadie. Tercera respuesta: las inscripciones para más adelante están llenas", relató.
"En fin ese hotelito funciona conociendo a alguien y con dinero, como todo en Cuba. (...) Seguimos siendo unos perros en este país", concluyó.
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