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El afamado director de cine estadounidense Woody Allen le dará un giro a su carrera y escribirá novelas después de retirarse de la industria cinematográfica con una última película.
En una entrevista concedida al portal español La Vanguardia, Woody reveló que prefiere sentarse a escribir después de su película número 50. “Un buen momento para detenerse”, aseguró.
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“Mi idea, en principio, es no hacer más cine y centrarme en escribir, estos cuentos y, bueno, ahora estoy pensando más bien en una novela, que sería mi primera novela”, dijo el cineasta que espera el próximo lanzamiento de la compilación de sus relatos, Gravedad cero, que estará a la venta a partir del 27 de septiembre.
El director de Manhattan, La rosa púrpura de El Cairo y Medianoche en París dijo que su primera novela incluirá el humor que le sale de forma natural. “Si tuviera una idea muy seria, no dudaría en hacer lo mismo que hice en algunas de mis películas, las llamadas serias”, afirmó.
Para el cineasta, dedicarse a la literatura conllevará un esfuerzo mayor. La escritura de guiones cinematográficos es “más floja”, “son muchos diálogos y las meras acotaciones de las escenas, cambia todo el tiempo y no lo trabajas tanto”, sin embargo, explicó, el rigor que impone la literatura obliga a ser “muy exigente y preciso”.
“Pasas largos períodos de tiempo pensando en una sola palabra o una frase, durante varias horas, tratando de descubrir cómo hacer funcionar aquella oración”, mientras que en el cine, aseveró, “es mucho más fácil”.
Su nueva película Wasp 22 estará ambientada en París, y “será parecida a Match Point: emocionante, dramática y además siniestra”. Su último rodaje, su despedida como director, se filmará en París y será hablada íntegramente en francés.
Sobre su colección de cuentos, el cineasta de 86 años dijo que del último puede salir una película, pero el negocio del cine cambió: “Ya no interesan tanto las historias humanas. En EE.UU. han cerrado muchos cines y se masifica el gusto”, sentenció.
Hace alrededor de cuatro años, Allen enfrentó una serie de acusaciones en su contra por parte de su hija adoptiva Dylan Farrow, quien lo señaló como abusador sexual, aunque el cineasta negó las imputaciones.
En ese momento, las denuncias llegaron a poner en peligro el estreno de su película A Rainy Day in New York, pues Amazon, la productora del filme, decidió congelarla hasta se aclarara el caso.
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