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Un joven cubano falleció tras pasar 53 días en huelga de hambre en una cárcel de la provincia de Sancti Spíritus, denunciaron allegados en redes sociales.
El internauta Néstor Estévez relató en Facebook que Andy Reyes Cruz, de 27 años y natural de ese territorio, pasó las últimas dos semanas internado en el hospital provincial Camilo Cienfuegos, donde fue intervenido quirúrgicamente el pasado martes luego de que lo declaran con muerte cerebral.
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El joven –que permanecía amarrado a la cama del hospital– no era un preso político, estaba bajo arresto por el delito común de robo con fuerza y la Fiscalía le pedía 28 años de prisión, aclaró la fuente.
Estevez explicó que Reyes Cruz había reclamado una revisión de su caso y con ese fin inició una huelga que lo condujo a la muerte.
"Una muerte que demuestra que en Cuba no hay ni justicia, ni debido proceso, y que estamos en manos de gente capaz de hacer cualquier cosa con tal de mantener sus privilegios. (...) sus carcelarios lo mataron fruto del despiadado régimen carcelario que emana de este gobierno militar", expresó Estévez, quien considera que su causa deriva en una causa política por el nulo acceso a la justicia que tuvo el prisionero.
Al final de su post denunció que el velorio del joven ha sido "otro calvario", pues las autoridades militarizaron el edificio y vigilaron el sarcófago para que nadie tomara fotos.
También revisaron los celulares de los presentes para evitar que se difundiera alguna grabación.
En mayo pasado el gobierno cubano reconoció ante el Comité contra la Tortura de Naciones Unidas que al menos 100 reclusos murieron en las cárceles de la isla en el último año.
La cifra se detalla en un informe presentado a ese organismo, que emitió recientes recomendaciones para detener la muerte de prisioneros, los cuales habrían fallecido, en su mayoría, por enfermedades coronarias. No mencionó ningún caso de muerte por huelga de hambre.
Al respecto, el Comité contra la Tortura instó al régimen a investigar de forma imparcial por un órgano independiente todos los casos de muerte durante la privación de libertad; y cualquier posible responsabilidad de funcionarios públicos en estos decesos.
También llama a "publicar información pormenorizada sobre los casos de muerte de personas privadas de libertad y las causas; y potenciar las medidas para mejorar la calidad de la atención médica y sanitaria que se dispensa a los prisioneros.
Aunque el gobierno cubano guarda un hermético silencio sobre la situación en las cárceles del país, algunos casos trascienden gracias a las denuncias de familiares.
En agosto de 2020 el preso político cubano Yosvany Arostegui murió tras pasar más de 40 días en huelga de hambre la prisión de Camagüey, comunicó entonces el activista Juannier Rodríguez.
"Hoy lamento la pérdida de mi amigo Yosvany Arostegui. Le conocían por ser aquel opositor que iba a las protestas con un carretón lleno de activistas. Cuando hice por primera vez amigos opositores en Camagüey, fue en su casa donde me quedé", escribió en Facebook.
También en ese año el cubano Roberto Jiménez del Sol, de 56 años, murió en una cárcel en la provincia de Matanzas, presuntamente a causa de una golpiza propinada por la policía.
Familiares de la víctima afirmaron que Jiménez se encontraba detenido en una unidad de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), por un faltante en la tienda donde trabajaba.
Aunque la policía informó que había muerto de un infarto y que lo habían llevado tres veces al hospital, no había registro de ninguna visita al médico, y el cuerpo presentaba golpes en el cuello, en la cara y en los ojos, ante lo cual los agentes dijeron que se había caído en el baño y que eso le había ocasionado los moretones.
El pasado año, la cubana Bárbara Rosabal Fernández responsabilizó a las autoridades de la prisión Combinado del Este por la muerte de su hijo, Joaquín Martínez Rosabal, encontrado muerto en una celda del Hospital Nacional de Reclusos, en diciembre de 2019.
"Mi hijo fue víctima de los abusos que hay aquí en las prisiones de Cuba, y nada, aquí no hay a quién reclamarle", se quejó en declaraciones a Cubanet la madre, que no ha parado de exigir a las autoridades una investigación sobre la muerte de su hijo sin obtener respuesta.
En mayo de 2021 Maykel Acosta, de 35 años, murió plantado en la prisión del Combinado del Este, en el municipio habanero de Guanabacoa. Acosta era al menos el cuarto cubano fallecido ese año en Cuba bajo custodia policial y el segundo que perdía la vida en mayo.
En febrero pasado también se conoció el caso de un jamaiquino que se habría suicidado en la cárcel para extranjeros La Condesa, en Mayabeque. Sin embargo, los reclusos advirtieron del comportamiento extraño de varios oficiales tras la tragedia, quienes limpiaron la escena antes de llamar a los peritos.
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