Descontento entre trabajadores por parada del central Uruguay en Sancti Spíritus

Ni siquiera el central con más historia productiva de Cuba se salva de la debacle de la industria azucarera en el país

Trabajadores del Central Uruguay, Jatibonico, Sancti Spíritus. © Ismael Francisco/Cubadebate
Trabajadores del Central Uruguay, Jatibonico, Sancti Spíritus. Foto © Ismael Francisco/Cubadebate

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Este artículo es de hace 2 años

Varios pobladores de Jatibonico, Sancti Spíritus, lamentaron la parada del central azucarero Uruguay, uno de los mayores de Cuba, "como si se les hubiera muerto un familiar", reconoce el periódico Escambray.

Jatibonico es un pueblo – batey que nació en 1904 alrededor del central y donde siempre han vivido miles de familias que dependen económicamente del trabajo vinculado a la industria azucarera y sus periodos de zafra.


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Víctor Revilla, que atiende las calderas del central a sus 75 años, comentó a Escambray con los ojos humedecidos que “primero está el central, que es el que me da la comida para mis negritos, después la casa, la mujer”.

Por su parte, el jubilado José Fusté, antiguo obrero del tándem, reconoce visitar todos los días el ingenio y llorar por el lugar al que dedicó 53 años de su vida, y que tras el triunfo de la Revolución Cubana solo había dejado de moler en la cosecha de 1969, cuando se preparó para la zafra de 1970.

Los trabajadores azucareros reciben un salario vinculado a la producción que suele superar varias veces el salario promedio en Cuba, de ahí que incluso su reubicación en otros puestos laborales sea de gran impacto en las economías familiares, a lo que debe sumarse las penurias locales, la escasez de alimentos y medicamentos en el país y la elevada inflación.

La última zafra del Uruguay fue desastrosa en términos de rendimiento, al emplear sólo el 32 por ciento de su capacidad de molida y su crudo no se exportó debido al no cumplimiento de vitales parámetros de calidad. A pesar de su alta ineficiencia y, por consiguiente, las grandes pérdidas ocasionadas; el central de Jatibonico fabricó más azúcar que cuatro provincias individuales.

La causa principal fue el insuficiente abasto cañero por falta de recursos, reconoce Escambray, aunque no argumenta si se debió en ese momento a la escasez de combustible o de materia prima, por ejemplo.

El director de la Empresa Agroindustrial Azucarera Uruguay, Eddy Gil Pérez, explica que la decisión de paralizar la molienda del Uruguay se justifica en el decrecimiento cañero, aunque la principal es la falta de medios e insumos para reparar la fábrica.

“En el bajo rendimiento industrial y la eficiencia incidió mucho no haber terminado una inversión en el área de fabricación: un factor objetivo, no fue un problema del hombre”, aclara Gil Pérez.

La infraestructura tecnológica del central Uruguay está obsoleta: cinco calderas se instalaron en 1969 mientras las centrífugas datan de 1980. “Aunque existiera caña y siguiéramos moliendo, estamos confiados que hacia adelante ese deterioro tecnológico hubiera parado el central”, asegura el ingeniero Vladimir Gómez, con 33 años en la fábrica.

El jefe del área de calderas, Pedro Pérez García, piensa que a alguien se le olvidó ponerle dinero al central. “Muchas zafras buenas se han hecho y mucho el dinero que Uruguay ha dado, pero no se le puso financiamiento, no hablo de sufragar las reparaciones, sino de la tecnología; nos dejaban porque se producía azúcar, pero llega un momento en que la fábrica no da más”, resume.

Con el cierre del central Uruguay, 192 trabajadores (el 45,3 por ciento) asumen labores de reparación y conservación en la industria para intentar alistarla a un 70 por ciento en la venidera zafra.

El 23,8 por ciento de su plantilla laboral se reinserta en otras áreas productivas del central, como la fábrica de hielo, carpintería, servicios en los talleres de enrollado, chapistería y tornería, producción de pinturas y un centro recreativo que utiliza el enfriadero como piscina pública.

La tercera parte restante de los trabajadores pidieron licencia sin sueldo porque cuentan con alternativas individuales de trabajo o fueron ubicados en fincas de producción de alimentos, unidades productoras de caña y talleres. “Se reubicó gente que no sabe hacer más nada que trabajar en la industria”, reconoció el director Gil Pérez.

El central Uruguay contaba con 424 trabajadores en su plantilla y 300 de ellos con responsabilidades cíclicas según los periodos de zafra.

La medida de frenar el funcionamiento del central Uruguay también implica detener la ubicación allí de jóvenes recién graduados en perfiles de la industria azucarera, informa la Dirección Municipal de Trabajo.

La dirección del central Uruguay espera retomar la molienda en diciembre de 2023 y producir 3,000 toneladas de azúcar. “Aunque no mejore la disponibilidad de combustible para sembrar, vamos a tener más caña que este año porque habrá una mejor composición de cepas”, comentó Gil Pérez.

Una esperanza para el futuro del central Uruguay puede ser la creación de una empresa mixta con empresarios rusos.

"Una comitiva rusa visitó Jatibonico en plena zafra, llegó a unidades productoras, pelotones de cosecha de la nueva tecnología; también apreció la siembra de caña, fue a los centros de recepción de materia prima y estuvo dentro del central viendo el proceso de molida y fabricación", refiere Escambray.

El director Gil Pérez, por su parte, confía en que la intención siga en pie, al mantenerse dentro de los nueve ingenios del país escogidos para este plan.

Será el central Melanio Hernández el que se encargue de realizar la zafra azucarera en Sancti Spíritus durante 2022.

A principios de septiembre pasado, el gobierno informó que la zafra sería "pequeña" ante el desastroso desempeño de la industria azucarera durante este año, con solo el 52 % de cumplimiento del plan de producción previsto.

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