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La planta potabilizadora de Alcides Pino de Holguín entró en funcionamiento tras una reparación capital que comenzó en 2019.
Las autoridades achacan la demora a la falta de materiales y a que muchas de las obras tuvieron que hacerse sin interrumpir las operaciones, para no afectar aún más el abasto de agua a la población.
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Según Juan Mario Echavarría Hernández, delegado territorial de Recursos Hidráulicos, la instalación ya reparada permite reducir las afectaciones por turbiedad, sobre todo en el sistema norte de suministro a la ciudad, conectado a la presa Cacoyugüín, donde actualmente se recibe el agua cada 15 días o más.
La inversión incluyó los filtros y sedimentadores, con lo cual se optimiza el aprovechamientos y tratamiento del líquido.
El funcionario agregó que se efectuaron obras en el alcantarillado de la calle Torrenteras, en el municipio de Banes, que reducirán las inundaciones en esa vía, un problema habitual que sufren los residentes en la zona.
Además, este año se rehabilitaron más de 50 kilómetros de redes, alcantarillados y conductoras.
"Entre las prioridades se incluyen la reparación de las plantas potabilizadoras de Cueto, Moa, Banes, Cacocum, la incorporación de más cuatro mil personas a los sistemas de alcantarillados y el apoyo a los programas de la vivienda en las comunidades de Villa Nueva, San Rafael y San Andrés, en el municipio cabecera", declaró a la ACN.
El abasto de agua en Cuba está severamente afectado por al mal estado de las redes hidráulicas, deterioradas por la sobreexplotación a las que han sido sometidas durante décadas, y la falta de un mantenimiento adecuado.
Las numerosas averías que presentan los equipos de bombeo de las plantas conductoras de agua provocan interrupciones, y la ciudadanía sufre constantes cortes de agua programados para que las empresas realicen sus "remiendos".
A todo ello se suman las consecuencias de la sequía, cuyo impacto también limita el suministro a miles de cubanos desde hace meses.
En febrero de este año se conoció que más de 50 comunidades situadas en los municipios de Gibara, Rafael Freyre y la cabecera provincial de Holguín estaban recibiendo el agua por pipas debido a la intensa sequía.
La falta de lluvias mantenía a los embalses holguineros al 70 por ciento de sus capacidades, sin probabilidades de recuperación de las fuentes de almacenamiento, por lo que los ciclos de suministro de agua seguían alargándose.
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