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Una miniplanta con el objetivo de extraer aceite de coco fue instalada en el municipio de Pilón, provincia de Granma.
En este lugar, donde históricamente ha funcionado una minindustria para la obtención de este producto, debido a la escasez de materia prima o la obsolescencia de la planta extractora, la producción no haya resultado significativa en los últimos años, explica un reporte del telecentro local CNC TV Granma.
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Ahora, con una nueva planta que ha sido traída de otra provincia (el reporte no precisa cuál), las autoridades granmenses esperan recuperar la tradicional producción de aceite de coco en este territorio.
La producción de aceite de coco, un producto alternativo con cierto valor en el mercado internacional, fue otro de los proyectos económicos del gobierno de Miguel Díaz-Canel que no ha llegado a buen término.
A inicios de 2020, una información oficial anunciaba que Cuba se disponía a exportar aceite de coco, un rublo que por primera vez entraría en el engranaje del intercambio comercial del régimen con otros países.
El gobierno de la isla se planteaba una inversión de 2.7 millones de dólares para instalar una fábrica con “tecnología de punta”, en la ciudad de Baracoa, Guantánamo, que asegurara la extracción del producto, además de sustituir importaciones.
La planta debía ser inaugurada en marzo y tendría una demanda, como materia prima, de más de 25 mil toneladas de coco por año.
A finales de ese mismo año, autoridades alegaban que se esperaba por asesoría extranjera para terminar el montaje tecnológico de la planta de aceite de coco.
Las obras se encontraban en mantenimiento de la parte civil y renovación tecnológica general de la fábrica para tener mejor rendimiento y mejorar la “calidad del producto”.
Pero, desde entonces, no han trascendido otros detalles en la prensa oficial sobre este proyecto.
Ante la escasez de alimentos en Cuba y las pocas variables para sustituir ingredientes se ha recurrido a opciones viables en otros renglones alimenticios.
A mediados de octubre se conoció que la industria alimentaria en Camagüey recurre a materias primas sustitutas como la harina de arroz, de yuca o el suero lácteo para aumentar la oferta de alimentos en medio de la escasez.
Por su parte, a inicios de septiembre, también trascendió que en la Isla de la Juventud preparan condiciones para elaborar alimentos que no dependan de la harina, como el casabe, y otros productos que sustituyan ese componente primario del pan.
La crisis nacional con la harina para la producción de pan, galletas y otros productos, negada públicamente por el gobierno cubano, se evidencia en las “alternativas” que hoy se impulsan desde todas las latitudes del país para cubrir la carencia de un alimento esencial en la mesa de los cubanos.
En mayo último, también la empresa provincial de la industria alimentaria de Ciego de Ávila comenzó a elaborar galletas de sal, dulces y el pan liberado, empleando de harina de yuca que ella misma produce, ante la imposibilidad de obtener harina de trigo.
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