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Estados Unidos no tuvo Viernes Negro ante Inglaterra

Los de las barras y estrellas le bajaron los humos a un rival que llegaba embalado.

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Foto © @FIFAWorldCup

Este artículo es de hace 1 año

La selección de Estados Unidos no creyó las versiones que pintaban a Inglaterra como un monstruo imparable y le sacó un empate a cero (el quinto del Mundial) después de disponer de las mejores ocasiones del encuentro.

Cuentan que en 1950, cuando ambos países se enfrentaron por primera vez en un Mundial, los norteamericanos tenían un equipo semiprofesional donde había carteros, profesores y mecánicos. Tanta era la diferencia de calidad con el conjunto de los padres del fútbol, que un tabloide británico llegó a publicar que “sería justo darles tres goles de ventaja”.

Pasados casi tres cuartos de siglo, el estado de cosas ha cambiado. Los ingleses siguen teniendo un gran conjunto (de los mejores que compiten en Qatar), pero Estados Unidos ya no es tierra exclusiva de sluggers, quarterbacks, pivots de baloncesto y campeones heavyweight.

Se sabía antes de comenzar el torneo: Gregg Belhalter dirigiría una escuadra sólida. No obstante, el caché del rival (Harry Kane, Mason Mount, Bukayo Saka...), aparejado a la paliza de 6x2 a Irán hace unos días, le otorgaban la vitola de favorito al grupo de Gareth Southgate.

Ambos equipos arrancaron sin aceleraciones, como si se quisieran estudiar desde el respeto, y no exhibían la velocidad de sus estrenos mundialistas. Sobre el césped primaban infinidad de precauciones, y la oportunidad de Kane al minuto ocho resultó el primer intento por reventar los hielos de la timidez.

Pero aquello tuvo un efecto boomerang. Lejos de replegarse más, el elenco de las barras y estrellas echó a andar con más vehemencia cada vez que recuperó el balón, y por ahí empezaron a aparecer las ocasiones y, con ellas, la inquietud en la fanaticada de la Rubia Albión.

Digamos, al ’12 se produjo un buen cabezazo de Tim Weah; al ’25, Weston McKennie envió arriba un centro que lo tomó a escasa distancia de la puerta; al ’32, Cristian Pulisic sacudió el travesaño tras un movimiento individual que coronó su excelente primera mitad de desafío...

Las noticias que salían del Estadio Al Bayt eran inmejorables para el prestigio de la Concacaf, aunque estaba por ver si el fondo físico no traicionaría a los norteamericanos como lo hizo antes versus Gales.

Pues bien, esta vez no sucedió. La inoperancia del favorito -que nunca pudo mostrar el colmillo que sacó ante los persas- contrastó con el magnífico trabajo colectivo del contrario, el cual lució mucho más cerca de romper el abrazo en el score. Y aunque no lo logró, dejó muy claro que a estas alturas nadie le puede dar ventaja alguna.

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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