Tras varios años cerrado, deteriorándose cada día más y esperando por una reparación que nunca llegó, finalmente el emblemático restaurante La Carreta, del Vedado, fue demolido.
Según reveló el humorista Marcos García Rodríguez en su muro de Facebook, la demolición comenzó el viernes 25 de noviembre.
"Un vecino del lugar preguntó al jefe de los que estaban trabajando el porqué no lo remodelaban. La respuesta es un ejemplo de continuidad: 'Sale más barato demolerlo'. Aquí estuvo La Carreta. EPD", señaló.
Marcos compartió fotos del local, del que solo quedan escombros, parte de las paredes y las columnas que sostenían el techo del lobby.
"Qué triste. La ciudad se derrumba y ellos siguen gobernando", comentó un internauta en el post.
"Es mejor demolerlo porque, ¿quién llena esa carreta de comida? Es mejor llenarla de piedras", se burló otro.
La Carreta pasa a formar parte de esa larga listado de lugares que el gobierno cubano, con su decadente gestión, dejó caer en el abandono, en lugar de aprovecharlo y sacarle beneficios.
A comienzos de mes, vecinos de El Vedado denunciaron la desaparición de la rueda de madera que por décadas fue un símbolo del restaurante.
"¿Robo o restauración"?, se preguntaba entonces el fotorreportero Pedro Luis García en el grupo de Facebook "El Vedado de Hoy".
En marzo, el gobierno tapió con bloques las paredes y ventanas del inmueble para evitar que siguiera siendo desmontado poco a poco por personas que entraban a llevarse trozos de la decoración de madera de sus paredes, tomacorrientes, azulejos y otros aditamentos.
Ya para entonces la edificación estaba en ruinas desde hacía años, y mostraba una imagen muy lejana de la que tuvo durante más de cinco décadas.
Situado en el corazón de El Vedado, a pocos metros del Coppelia y muy cerca de otros espacios gastronómicos y recreativos, La Carreta fue un restaurante al que muchas familias acudían a comer una buena comida cubana.
En 2021 le habían quitado las ventanas y los suelos habían sido levantados loza por loza. Solo quedaban las paredes cubiertas por láminas de maderas.
Dos años antes, debido a su deplorable estado físico, alguien colocó un cartel que indicaba peligro de derrumbe. Por aquel entonces se rumoraba que sería reparado por el gobierno de la capital, pero finalmente quedó en el olvido como otros tantos locales de la ciudad.
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