La Torre Eiffel aplasta a Lewandowski y Compañía

Los galos aguantaron la embestida blanquirroja y dictaron sentencia con un gol de Giroud y otro doblete de Mbappé.

Giroud se quedó en la cima de Francia © Twitter / @FIFAWorldCup
Giroud se quedó en la cima de Francia Foto © Twitter / @FIFAWorldCup

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Este artículo es de hace 2 años

Francia nunca había perdido un desafío de octavos de final en un Mundial, y este no fue excepción. Polonia quiso romperle el pasodoble, a ratos asustó, pero Les Bleus terminaron imponiendo su ley con score de 3x1.

La gran interrogante previa al juego era si Polonia volvería a plantar a 10 hombres bajo el arco -con Robert Lewandowski en plan Llanero Solitario-, o si saldría a competir con un mínimo de respeto a su afición.


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Los primeros compases del choque confirmaron el tenebroso augurio, siempre con demasiados polacos por detrás de la línea del balón. Sin embargo, el equipo se animó al cuarto de hora y comenzó a ofrecer una imagen gallarda que no mostró jamás en la fase de grupos, hasta el punto de poner en aprietos a menudo al dispositivo de defensa galo.

Los blanquirrojos explotaron a fondo el recorrido por las bandas, forzando a Kylian Mbappé y Ousmane Dembelé a meterse en los monos de trabajo. Así lograron varias incursiones promisorias, y así también alcanzaron su momento cumbre en el minuto 37 con una secuencia de tres disparos francos que convirtieron en diana la portería francesa.

De modo casi inverosímil, la jugada abortó: primero hubo una parada de Hugo Lloris tras el tiro al muñeco de Piotr Zielinski, y luego dos salvadas de los zagueros en las inmediaciones de la línea de meta. Francia había sobrevivido a la embestida, y como a los campeones los enfadan las irreverencias, la respuesta no tardó.

El gol cayó al 44 y otra vez llevó la firma de Oliver Giroud, quien en Rusia 2018 no marcó ni una vez y ahora ya va por tres muescas en las cachas. El '9' se movió al espacio y soltó un golpe mordido con la zurda que salió caprichosamente rumbo al área prohibida para los guantes de Wojciech Szczesny, decretando su tanto número 52 con la camiseta nacional y rompiendo el abrazo en la vanguardia con "Titi" Henry.

Como siempre se dice y corrobora, en el fútbol lo que no haces te lo hacen. Francia estaba arriba, demostrando que sabe sufrir y contender con adversarios bien acomodados en el pasto. Polonia había hecho su mejor exhibición del campeonato, pero el premio -esa cosa bonita a la que llamamos gol- nunca subió a su lado en la pizarra.

El complemento fue una copia al calco de la primera parte. Esto es, que en el momento donde más asomaban los polacos a la cabaña francesa, los de Didier Deschamps pegaron el mazazo. Un mazazo que -¡no podía ser de otra manera!- salió del botín diestro de Mbappé (m.74), hasta el momento el jugador más determinante de la cita qatarí junto al argentino Lionel Messi. Un tipo insaciable, de puro hambre extraterrestre, que en pleno descuento volvió a rayar tarjeta con un disparo fabuloso al palo más lejano.

Para Polonia, aplausos. Dio la cara, peleó cada pelota y no se encomendó tan solo a la categoría de Lewandowski, quien al final salvó la honrilla de los suyos por la vía del penalty. Al Thumama vibró con sus esfuerzos, pero al estadio no le quedó más que hacerle reverencias al equipo técnicamente superior. A Francia, que después de pulverizar la maldición de los campeones, va en busca de la tercera estrella en su casaca con una etiqueta que dice "más candidata que nunca".

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Michel Contreras

Periodista de CiberCuba especializado en béisbol, fútbol y ajedrez.


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