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El sacerdote Alberto Reyes criticó la falta de libertad religiosa en Cuba y demostró con varios ejemplos cómo se vulnera ese derecho en el país.
"Yo tengo muchos sueños que, desde mi presente, me tensan hacia el futuro: sueño con un país donde haya pluralidad política, economía sana, libertad de expresión, disciplina social pero no represión… y sueño con un país donde haya libertad religiosa, que no se reduce a que los creyentes podamos reunirnos en nuestros templos a dar culto al Dios que nos congrega", escribió el cura en su perfil de Facebook.
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Uno de los principales ejemplos de falta de libertad religiosa que identifica el sacerdote cubano es la existencia de un departamento en el gobierno y el partido que controle la práctica de la fe, fiscalice cada movimiento de la iglesia y acose a aquellos que dicen o hacen cosas que molestan.
Reyes cuestionó la falta de acceso de las iglesias a los medios de comunicación y a los programas de estudio, incluso la posibilidad de crear escuelas propias para todas aquellas personas que desean este tipo de educación. También echó en falta que las instituciones religiosas tengan acceso al sistema de salud de Cuba y de ese modo "ofrecer a la población más alternativas de atención sanitaria".
"Si en mi tierra hubiera libertad religiosa no tendríamos que depender de permisos para manifestar públicamente nuestra fe, y podríamos planificar y convocar misas públicas, procesiones, vía crucis en las calles, cabalgatas navideñas… sólo con informar a las autoridades sobre el uso de los espacios públicos", reflexionó.
Otro punto de la reflexión del sacerdote Alberto Reyes es la imposibilidad de las iglesias en Cuba para construir nuevos edificios donde se puedan reunir los feligreses, o reparar aquellos que por el paso de los años se han deteriorado. Criticó que existan tantos procesos burocráticos, que pueden durar años, para obtener las licencias necesarias.
"Si en mi tierra hubiera libertad religiosa no se demolerían templos considerados 'ilegales', que se hicieron sin los permisos correspondientes porque esos permisos nunca llegaron", señaló.
Reyes señaló al gobierno por acosar a las personas religiosas que no se consideran revolucionarias o vinculadas a la iglesia con opiniones diferentes a las del discurso oficial.
"Si en mi tierra hubiera libertad religiosa, no se acusaría ni denigraría a los sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que, movidos por su fe, levantan la voz para, ejerciendo su identidad bautismal de profetas, denunciar las injusticias sociales y que buscan acompañar a aquellos que son víctimas de esas injusticias. En fin, todo esto sería posible si en mi tierra hubiera libertad religiosa… pero no la hay", finalizó.
Aunque la Constitución vigente reconoce que Cuba es un estado laico que respeta y garantiza la libertad religiosa, en la práctica ocurre lo mismo que con otros derechos, que son vulnerados en nombre de poder supremo que tiene el Partido Comunista.
La Comisión de Libertad Religiosa de Estados Unidos consultó a 56 líderes religiosos cubanos, de los cuales 21 afirmaron que sufren actos de represión, con amenazas, violencia, detenciones y actos de repudio.
En septiembre de este año, el gobierno expulsó al sacerdote David Pantaleón, superior de los jesuitas en Cuba, al negarse a extenderle su permiso de estancia.
Pantaleón fue de las voces que se levantó a favor de los acuartelados de San Isidro durante su huelga de hambre a finales de 2020.
A inicios de diciembre, Estados Unidos incluyó a Cuba en la lista de países que toleran violaciones graves a la libertad religiosa, junto a naciones como Nicaragua, China, Eritrea, Irán, Birmania, Corea del Norte, Pakistán, Rusia, Arabia Saudita, Tayikistán y Turkmenistán.
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