Al régimen se le cayó la careta; nadie cree en ellos. Abejas memes (Amed Rodríguez), humorista y Guía turístico. Reside en Sudáfrica.
Mientras siga existiendo esa dictadura que hay en nuestra Cuba todos los años que vendrán serán años de miseria, hambre, represión y falta de libertad. 2022 fue un año triste para Cuba, fue un año donde se perdieron muchas vidas a causa de negligencias de la dictadura; como la explosión del hotel Saratoga, el incendio de Supertanqueros de Matanzas. Un año difícil para nuestro pueblo pero lo bueno del 2022 fue que ya al régimen se le cayó la careta; ya nadie cree en ellos, los cubanos odiamos, cada día más, a esa dictadura abusadora.
Para 2023 no espero nada bueno, pues como dije anteriormente mientras esa dictadura esté en el poder los años por venir serán tristes y lleno de tragedias y dolor, pero siempre mantengo la esperanza que nuestro pueblo se levante y alcancemos la libertad que todos los cubanos -dentro y fuera de Cuba- anhelamos... ¡Patria y Vida!
El pueblo con la bota en la cabeza. Esperanza Ruiz, Fonoaudióloga. Reside en Argentina.
En 2022 imperó la decadencia de valores, precariedad, contradicciones entre ciudadanos, desilusión, desorganización, falta de orden y de vergüenza, miedo, desinterés, y servilismo a quienes mantienen al pueblo con la bota en la cabeza; éxodo interminable, tristeza de los que están dentro y fuera, agonía sin fin que no se sabe cuándo concluirá ni cómo.
Para 2023 tendremos lo mismo y aún más agudo; sin exagerar. Me duele mucho decirlo...
Agoreros y panfleteros del gobierno también se fueron. Siro Cuartel, periodista. Reside en Estados Unidos.
2022 fue un año para la decepción y el desencanto en millones de cubanos. Si 2021 fue el año del grito de libertad; con el pueblo cubano como gran protagonista, 2022 fue la demostración que dentro de la burbuja socio-comunista-represora, nunca habrá libertad ni bienestar económico. Decenas de agoreros y panfleteros del gobierno, también se marcharon de Cuba y muchos se refugiaron en el país que, desde las letras, micrófonos y cámaras, odiaron, criticaron y atacaron tanto.
2023 será el año de la reafirmación de que lo sucedido en el 2022 no fue una casualidad, sino una necesidad. La confirmación que -desde dentro, y dentro del socialismo- no hay reforma posible; por tanto seguirán los cubanos emigrando y el país seguirá empeñando su futuro, con una fuerza laboral cada vez más reducida.
En verano volverán los apagones, otra vez volverán las termoeléctricas a romperse y otra vez saldrán a la palestra pública los funcionarios a pedirle ¡una vez más! un voto de confianza a un pueblo cada vez más desencantado de sus dirigentes.
Fracaso del castrismo y éxito del exilio. Lilo Vilaplana, cineasta. Reside en Estados Unidos.
2022 ratificó el fracaso del régimen castrista en Cuba y los éxitos de los cubanos exiliados, que no solo trabajan por su prosperidad, sino que, además, apoyan a su familia que padece represión, miseria y terror en Cuba.
El escape masivo de cubanos a Estados Unidos, en busca de libertad, es una muestra que el régimen no tiene nada que ofrecerle a un pueblo que se cansó de discursos, promesas, mentiras y división familiar.
Para 2023 solo deseo el fin de la dictadura comunista en Cuba, para que nuestra patria pueda convertirse en un país normal; sin presos políticos, como los más de mil encarcelados actualmente, por pensar distinto y atreverse a decirlo.
Diri-gentes e indi-gentes. Pablo Socorro, periodista y editor. Reside en Estados Unidos.
2022 fue el año de la pérdida definitiva de toda esperanza y el derrumbe de la fe en todos los sentidos.
2023 será el Año de la fuga en busca de la nueva fe, la del Familiar en el extranjero, que ayude a los sobrevivientes.
La corrupta cleptocracia socialista seguirá aferrada al poder; porque cederlo sería su desaparición como clase social. Después de 64 años y tanto luchar por la supuesta igualdad, Cuba es hoy un país con dos clases sociales: los diri-gentes y los indi-gentes.
Cuba, territorio de violencias sobrealimentadas. Manuel Cuesta Morúa, historiador, líder de Arco Progresista y miembro del Comité Directivo de D Frente. Reside en Cuba.
2022 profundizó y desveló -al mismo tiempo- las tres tendencias que venían desarrollándose en Cuba en tiempos distintos: el colapso del país, la quiebra sociológica de la nación y el raquitismo intelectual de la visión de Estado.
El nuevo Código Penal es la codificación del daño de Estado a la sociedad civil y convierte a Cuba en territorio de violencias retraolimentadas; incluido un desembozado realineamiento imperialista con Rusia y China, que liquidó todo el relato antiimperialista de los últimos 63 años.
Una tendencia, algo divertida, tiende a personalizar los problemas en la figura del presidente no electo de Cuba. Ciertamente, el tipo es el epítome de la incompetencia, pero el problema tiene que ver con la noción, la idea y la realidad del partido único.
Para 2023 esperó que la sociedad civil cubana esté en capacidad de articular propuestas y alternativas de una ciudadanía cada vez más democrática en su proyección y actitudes, lista para el cambio y más preparada que la élite que la mal gobierna.
Estoy significando que 2023 puede solidificar, cristalizar y hacer más visibles las corrientes sociales predominantes en la sociedad cubana. Es importante recordar que los que gobiernan Cuba constituyen solo el 0,6% de la población. Un grupo reducido dentro de la otra minoría de alrededor del 1,5 %, ahora sin el consenso de las mayorías plurales de la sociedad.
El castrismo es huracán estacionario, que devora cuanto se interpone. Luis de la Paz, escritor y periodista. Reside en Estados Unidos.
Desafortunadamente, 2022 fue para Cuba una continuación recrudecida de lo mismo que ha sido ese país desde 1959, una feroz tiranía cuyo único propósito real es mantener el poder. Todo lo que ha pasado en el medio son torpes y enloquecidas improvisaciones, que solo han conducido a fracasos cada uno más desastroso que el anterior y desesperanzador para el cubano de a pie.
Recordemos algunos de los nombres para los años en Cuba: “Año de la Planificación” (1962), Año de la Organización (1963), Año de la Economía (1964), Año de la Agricultura (1965), Año del Esfuerzo Decisivo (1969), Año de los 10 Millones (1970), Año de la Productividad (1971) y Año de la Revolución Energética en Cuba (2006), entre otros.
El régimen castrista es cíclico, gira alrededor de los mismo, por lo que no hay posibilidad de cambio, es un huracán estacionario, devorando todo lo que se le pone en el camino. Lo único que hace prosperar a un país es la economía de mercado y la libertad. Desde luego, para el gobierno cubano son temas intocables.
En 2023, Cuba -como nación- seguirá siendo un país de mendigos y el cubano un posible emigrante para salvar lo poco que le queda de vida.
Cuba en manos de una casta inútil y criminal. Jorge Luis Rodríguez Reyes, editor y periodista. Reside en Estados Unidos.
Necesitamos como nación ubicarnos en el estado que realmente estamos: carecemos de democracia, libertad y prosperidad. Y es imprescindible conciliar el ideal martiano: "con todos y y para el bien de todos". Otra perspectiva es repetir el fracaso que arrastramos.
Somos un país trabajador; solo hay que ver cómo se abren camino, en otras tierras, los cubanos. El drama es que Cuba está en manos de una casta inútil y criminal. Hay que arrancarles el país que es de todos. Gandhi es el camino.
2022 demostró que el 11-J no fue excepción. Juan Antonio Blanco, académico y ex diplomático. Reside en Estados Unidos.
2022, con más de tres mil protestas populares, demostró que la rebelión nacional del 11 de julio de 2021, no fue una excepción histórica. El colapso del sistema energético marcó a su vez el tipping point (punto de inflexión) del modelo cubano mafioso totalitario. Nada es ahora igual. La sociedad no puede estabilizarse y funcionar en el siglo XXI con alumbrones ocasionales desde patanas flotantes. En dos palabras: en 2022 colapsó el sistema de gobernanza pero no el poder de la oligarquía apuntalado en el MININT y GAESA. Ellos siguen ahí.
En 2023 se abre, por unos doce a veinticuatro meses, una ventana de oportunidad para un cambio radical que -ahora es inevitable- del sistema, pero eso no quiere decir que la democracia es inevitable. La oligarquía puede transformar el colapsado modelo cubano de Estado mafioso totalitario en otro igualmente mafioso pero con mercado, como sucede en Rusia.
Hay más de un futuro posible para Cuba. El que finalmente se materialice a partir de 2023 no lo hará por leyes inexorables de la Historia, sino por ser el resultado práctico de la confrontación en la isla entre las muy disímiles y aún carentes de concertación fuerzas democráticas y la oligarquía autocrática en la que ahora asoman divisiones. Por último, como historiador no puede dejar fuera del análisis la posibilidad de que en el futuro cercano surja un “cisne negro”, un hecho casual que cambia el rumbo de los acontecimientos y tendencias que hasta entonces se consideraban las más probables.
Toda negociación con La Habana debe incluir compromisos concretos de avances políticos y derechos humanos. Yaxys Cires Dib, abogado, director de Estrategia del Observatorio Cubano de Derechos Humanos y Sociales. Reside en Panamá.
En 2023, la situación nacional e internacional será compleja, en especial desde el punto de vista económico. La quiebra financiera del régimen cubano se profundizará, no siendo suficiente la ayuda que brinden los bloques socialistas latinoamericano y europeo, que ya tienen bastantes problemas nacionales que resolver.
China, emplea un doble juego; reflejo de la desconfianza que siente hacia los comunistas cubanos. Sin embargo, como en otras ocasiones la izquierda internacional querrá que se profundice la dinámica que viene desarrollándose entre los gobiernos norteamericano y cubano, ajena a la exigencia de cambios políticos y económicos reales.
Para no repetir los errores de anteriores procesos bilaterales y no dejar la sensación de callejón sin salida para los cubanos, estos deben supeditarse a compromisos concretos por parte de La Habana en materia política y de derechos humanos. Precisamente las exigencias de jóvenes, activistas cívicos, opositores y buena parte del pueblo cubano, quienes vienen manifestando desde hace varios años, inequívocamente, los cambios que el país necesita…
No hay área de la vida nacional que escape a la decadencia. Pese a la represión sofisticada o violenta, de centenares presos políticos, de las condenas “ejemplarizantes”, de nuevas leyes para castigar el ejercicio de derechos y de una estrategia para destruir a la sociedad civil y oposición, muchos cubanos aprovechan las calles, las redes sociales y hasta los manipulados procesos electorales para enviar un mensaje claro de rechazo al régimen.
Según nuestro último informe sobre el Estado de los Derechos Sociales, los jóvenes se refieren significativamente más al sistema político como principal problema de Cuba, y califican la gestión económica y social del gobierno como muy negativa. La juventud no cree en el sistema y todo indica que es algo irreversible.
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