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El Tribunal Supremo de Brasil, una de las instituciones cuyas sedes fueron asaltadas este domingo por partidarios del expresidente Jair Bolsonaro, ordenó este lunes al Ejército desmantelar los "campamentos bolsonaristas" en un plazo de 24 horas.
“Nada justifica la existencia de campamentos de terroristas, financiados con la complacencia de autoridades civiles y militares de forma totalmente subversiva y sin respeto alguno hacia la Constitución”, expresó el magistrado Alexandre de Moraes.
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En una nueva orden judicial, Moraes recalcó la importancia de desmantelar estos campamentos que los simpatizantes de Bolsonaro instalaron en terrenos frente a dependencias militares y el propio cuartel general del Ejército.
Asimismo, según Europa Press, alertó a los comandantes y altos cargos de las Fuerzas Armadas, la Policía y el Ministerio de Defensa de que serían llevados ante la Justicia en caso de permitir que estos campamentos sigan existiendo.
La orden incluye que sean desbloqueadas las principales autovías de país, parcialmente ocupadas por la turba de seguidores que protagonizó este domingo una revuelta inédita en la historia de la democracia brasileña.
“Las manifestaciones pacíficas, dentro de la ley, son parte de la democracia. Sin embargo, las invasiones y el vandalismo de edificios públicos como las ocurridas hoy, así como las practicadas por la izquierda en 2013 y 2017, escapan a la regla”, manifestó Bolsonaro este domingo a última hora.
Según el diario O’Globo, Bolsonaro permanece en Orlando, EE.UU., por consejo de sus abogados desde dos días antes de que Luiz Inácio Lula da Silva asumiera su tercer mandato como presidente de Brasil. Versiones de prensa refirieron que el exmandatario abandonó el país por su temor a que un juez de primera instancia ordenara su arresto -ya sin fueros como mandatario- por alguno de los diferentes procesos abiertos en su contra.
El asalto a la Plaza de los Tres Poderes, donde se encuentran la sede del gobierno (Palacio de Planalto), el Congreso Nacional y el Tribunal Supremo Federal se produjo tras semanas de acampada por parte de seguidores de Bolsonaro en la capital, Brasilia, después de que el expresidente perdiera las elecciones presidenciales de octubre frente al candidato del Partido de los Trabajadores (PT).
Luego de titubeos y decisiones ambiguas de las autoridades de la capital federal (alineadas con el expresidente), una turba de miles de manifestantes penetró en dichos edificios institucionales, provocando el caos y la destrucción, y dejando imágenes que recordaron a muchos el asalto al Capitolio de enero de 2021 por parte de los simpatizantes del expresidente Donald Trump.
Tras una violenta jornada entre bolsonaristas y las autoridades brasileñas, la policía militar retomó el control de los edificios gubernamentales. Según medios locales e internacionales, en horas de la tarde los uniformados recuperaron el control del Palacio de Planalto y demás instituciones del Estado, luego de una intervención que dejó un saldo de al menos 300 detenidos y un número no definido de heridos.
El asalto de los bolsonaristas no solo provocó destrucción en las instalaciones. Según el diario español ABC, los partidarios del expresidente robaron armas de fuego guardadas en el Gabinete de Seguridad Institucional, en el palacio presidencial de Planalto.
La orden del Tribunal Supremo de desmantelar unos campamentos que se consideran el epicentro de los disturbios, incluye la de arrestar a "todos aquellos manifestantes que aún queden en las calles", según el magistrado Moraes.
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