La diva del cine italiano e icono de la belleza mediterránea, la actriz italiana Gina Lollobrigida falleció este lunes a los 95 años, informó la agencia italiana de noticias Ansa.
Intérprete de más de 60 películas, la “Lollo” saltó a la fama a mitad del siglo pasado y participó en filmes de directores de la talla de Vittorio De Sica, John Huston, René Clair, o King Vidor; y actuó junto a grandes como Marcello Mastroianni, Humphrey Bogart o Frank Sinatra.
Considerada una de las míticas bellezas italianas de segunda mitad del siglo XX, junto a Sophia Loren y Silvana Mangano, Lollobrigida fue una sex symbol que supo sacar partido a su intensa mirada y sus curvas de vértigo a pesar de su corta estatura (1,56).
La intérprete de Pan, amor y fantasía fue considerada una de las magiorattas del cine italiano de las décadas del 50 al 70. Con ese apelativo popular se designaba a las nuevas estrellas dotadas de abundantes pechos.
"¿No se absuelve a los minorati psíquicos? ¿Cómo no va a absolverse a esta maggiorata física?" argumentaba De Sica, actor junto a la “Lollo” en Il processo di Frine (1952).
Su paso por el cine la llevó en muy poco tiempo de los estudios romanos de Cinecittà, donde inicialmente interpretó pequeños papeles, hasta Hollywood, donde, pasados tres años de su debut, recibió una oferta del millonario productor Howard Hughes.
Considerada la primera estrella italiana en triunfar en “la Meca del Cine”, Lollobrigida consiguió su primer gran éxito internacional con Trapecio, rodada junto a Burt Lancaster y Tony Curtis en Europa.
Cuando llegue septiembre (1961) fue su mayor éxito hollywoodense junto a Rock Hudson y la pareja entonces de moda: Bobby Darin y Sandra Dee. Antológico es su papel de la reina de Saba, donde lució esos trajes exóticos que supo explotar a lo largo de su carrera, y que enloquecían a los hombres de segunda mitad del pasado siglo, mostrando el ombligo y realzando sus turgentes pechos.
Además del cine, la “Lollo” actuó en el teatro y series de televisión. Tras su breve estancia en Hollywood, regresó a Roma y consolidó una carrera que la consagraría como una de las actrices más aplaudidas de Italia y Europa. A pesar de haber recibido innumerables reconocimientos y premios de cine, se le resistió la estatuilla dorada de los Oscar.
Nacida el 4 de julio de 1927 en Subiaco (centro de Italia), Luigia Lollobrigida fue hija de una familia acomodada que perdió su patrimonio en la II Guerra Mundial. A los 20 años se mudó a la cercana Roma, donde comenzó a estudiar Bellas Artes.
Quedó segunda en un certamen de Miss Roma y fue invitada a la final de Miss Italia en la que ganó Lucía Bosé, la madre del cantante español Miguel Bosé. Pero no es hasta la eclosión del neorrealismo, que la belleza de la “Lollo” se convierte en canon de la mujer italiana y la italianidad.
La mujer más bella del mundo (1956), junto a Vittorio Gassman, o La Bersagliera, junto a De Sica en Pan, amor y fantasía, le dieron la posibilidad de interpretar a mujeres temperamentales, indómitas y seductoras, unas cualidades que parecieron adornarle en vida.
Su familia intentó durante años inhabilitarla por ceder gran parte de su patrimonio a su inseparable secretario, Andrea Piazzolla, de 34 años, acusado de dilapidar su fortuna “aprovechándose de su avanzada edad y de su estado psíquico”, según El País.
Apenas hace un año, la musa del cine italiano probaba suerte en política y se presentaba como candidata al Senado en las elecciones generales por Italia sovrana e popolare, una lista promovida por el Partido Comunista, Patria socialista, Azione civile, Ancora Italia y Riconquistare l'Italia. “Mientras tenga energía, la utilizo para cosas importantes, especialmente para mi país”, explicaba entonces la actriz nonagenaria.
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