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Un Diario, por su naturaleza íntima, nos convida a explayarnos en confesiones, convirtiéndose en un espacio emocional sagrado. Pero cuando ese contexto que nos resulta tan preciado, por ser el espejo de nuestros pensamientos y emociones, es construido por una pluralidad de remitentes identificados con una causa en común, sucede algo asombroso e inevitable: una especie de reacción en cadena de emociones hecha a base de confesiones sin censura como se hace entre amigos, de diálogos imaginarios que se sienten tan reales, porque hacemos una catarsis con el dolor y la impotencia como un intento de rescate, de coartada propicia para la liberación.
En este contexto visceral, cuya trascendencia está en curso, con el hashtag #DiarioParaLuisma, título del libro, se fue tejiendo una amplia red epistolar en torno a Luis Manuel Otero Alcántara, y el detonante que dio lugar al epistolario, fue el secuestro de Luis Manuel por el régimen cubano a raíz de las protestas masivas del 11 de julio de 2021. Secuestro y reclusión que han sido prolongados, modus operandi vengativo que caracteriza a la dictadura. Que es también la que administra la comunicación con Luisma, impidiendo la veracidad de la información sobre él. Como expresara Boris González Arenas, autor de la idea, el Diario para Luisma, cambió ese estatus de incomunicación a merced de la impunidad con la que obra la dictadura.
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#DiarioParaLuisma resulta una confirmación de su indiscutible liderazgo dentro de la disidencia artística cubana actual. Un hombre que tiene un espíritu enteramente libre siempre abre caminos. Luis Manuel ha asumido una frontalidad contra el régimen desde los inicios de su disidencia artística, y lo ha hecho con un discurso creativo, espontáneo y visionario a la vez, resultándole natural la osadía, exponiendo su integridad física por ser consecuente con su visión de una Cuba mejor, con su ética del amor para el bien de todos. Desde su humildad, perteneciendo a los estratos sociales más desfavorecidos y marginados, ha puesto en jaque al aparato represivo de la dictadura, y este itinerario de lucha frontal lo ha transitado con sus ternuras invictas. Tal integridad espiritual resulta admirable e inspira a muchas personas.
Por todas estas razones, aunque respetemos su decisión de permanecer en Cuba, queremos vivo a LuisMa, porque aún tiene mucho que aportar a este mundo, y su espíritu libre está llamado a alumbrar más verdades desde su sensibilidad creativa. Hay otras maneras de luchar contra una dictadura sin inmolarse. Como queremos vivo a cada uno de los presos políticos que sacrifican su cuerpo dentro de las prisiones castristas.
Quiero resaltar la imagen de la portada, contundente y sugerente a la vez, como acostumbra Arsenio Rodríguez Quintana, editor invitado, a presentar los libros de los cuales él forma parte, así como aquellos que son de su completa autoría. Dicho sea de paso, Luis Manuel ha sido el protagonista de libros de Arsenio que, en su labor como historiador, ha ido documentando la trayectoria de la disidencia artística cubana contribuyendo a que se conozca mejor su impronta.
Imagen de portada que muestra a Luis Manuel en el garrote, vestido de blanco, descalzo, resaltando el imperativo ¡Exprésate! que -junto con la estrella solitaria que contiene a Cuba- salen de su pecho como una urgencia, resulta de un significado rotundo. Con ese poder de síntesis expresiva que tiene lo simbólico. Los días y nombres que conforman el diario epistolar rodeando la imagen de Luisma, acentúan su impacto como metáfora del amor redentor frente a la represión.
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