El futbolista brasileño Dani Alves, acusado de agresión sexual en una discoteca de Barcelona, fue trasladado este lunes a una prisión con módulos más pequeños cerca de la Ciudad Condal.
Alves fue llevado a la cárcel Brians 2, contigua a la Brians 1, a unos 40 kilómetros de la capital catalana, donde pasó el fin de semana, para garantizar la seguridad y la normal convivencia en el centro penitenciario, informó la agencia de noticias AFP.
En la nueva prisión los módulos donde residen los presos son más pequeños y tienen una ocupación media de unos 80 reclusos, frente a los alrededor de 200 por módulo de Brians 1.
Además, el menor tamaño facilita la organización interna en un caso de alto perfil mediático como Alves.
El traslado del lateral brasileño no estuvo motivado por ningún incidente y ahora está acompañado en la celda por un solo recluso.
El sábado, el jugador pasó su primer día en prisión luego de 17 horas de calabozo y de comparecer ante la jueza Concepción Cantón, la cual ordenó su encarcelamiento preventivo.
A lo largo de la investigación desatada días atrás a partir de la denuncia de una mujer que aseguró haber sido violada por el brasileño, Alves ofreció distintas versiones de lo acaecido en un baño de la discoteca Sutton de Barcelona en la noche del 30 al 31 de diciembre.
En ese sentido, TV3 informó que el jugador empezó negando conocer a la chica, seguidamente comentó que la había visto pero no ocurrió nada entre ambos, y finalmente afirmó que fue la chica quien se le tiró encima.
Tal inconsistencia en los testimonios de Alves, aparejada a las declaraciones de varios testigos y un comportamiento que algunos han calificado de “soberbio” y “narcisista”, condujeron a la jueza a tomar la referida decisión. Además, las cámaras de seguridad contradijeron la versión del brasileño sobre el tiempo que pasó en el baño con la presunta víctima.
Por lo pronto, la primera consecuencia para el futbolista ha sido que su equipo actual, el mexicano Pumas, rescindió el contrato que los vinculaba alegando que ese club “es una institución que promueve el respeto, el comportamiento íntegro, digno y profesional dentro y fuera de la cancha”.
Vale señalar que en España se han dado tres casos de jugadores en activo que fueron condenados a prisión. A saber, el central Rubén Semedo cumplió 142 días en la cárcel de Picassent por los delitos de secuestro, robo, lesiones y tenencia ilícita de armas; el defensa Toño García pasó tres semanas en la prisión de Teruel por blanqueo de capitales y pertenencia a una organización criminal; y el delantero Santi Mina recurre hoy una sentencia de cuatro años por abuso sexual.
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