El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso (GTH) permanece cerrado al público porque el falso techo de la instalación, sede por excelencia del Ballet Nacional de Cuba, tiene comején.
“Las principales dificultades que tiene el teatro es por el comején en la carpintería y en los accesorios de madera en la sala García Lorca. Está afectado el falso techo, que es la ruta crítica de la instalación. Detrás de esa estructura hay una losa que tiene desprendimientos”, explicó en declaraciones a Cubadebate, Enmanuel George, subdirector del GTH.
Según los expertos, no se puede reparar ese falso techo sin un trabajo previo en la losa que tiene desprendimiento.
“Entre ella y el falso techo hay unos 30 o 40 centímetros, por eso es imposible llegar desde el exterior y hay que desmontarlo. Eso implica un proceso delicado porque existen elementos artísticos, molduras de yeso y un lienzo específico que deben ser conservados. En el caso de la pintura hay que conseguir réplicas o una memoria digital de cómo son para conservar su valor patrimonial”, añadió el directivo.
El tabloncillo de la sala no tiene problemas, pero es el comején en el techo lo que compromete la reapertura del teatro.
Lillitsy Hernández Oliva, presidenta del Consejo Nacional de Artes Escénicas (CNAE), admitió que no saben la manera en la que llegó el comején a las instalaciones.
“Es un insecto invasivo, y la madera tiene una vida útil y limitada en ese sentido. Es propenso que ocurra, más en un lugar donde confluyen diferentes tipos y accesorios de este material. Un solo pedazo de madera contaminado es capaz de comprometer al resto”, argumentó.
La funcionaria señaló que se firmó un contrato con el Centro de Investigaciones Agroforestales del Ministerio de la Agricultura, para identificar las especies de termitas que hay en la sala y a partir de ahí saber cómo atacar al insecto.
"Es un proceso complicado: determinar dónde está el comején, después sacar las lunetas y hacerles un tratamiento térmico”, explicó.
Con ese fin importaron “líquidos a través de PALCO porque muchos de esos químicos no existen en Cuba”, acotó Hernández Oliva, quien dijo que los productos estaban listos para ser transportados al país cuando la naviera que lo iba a hacer se retractó por el “bloqueo”.
La directiva explicó que “los desprendimientos en la losa pueden ser a causa de la humedad o las vibraciones sonoras típicas de los teatros”, y subrayó que la infraestructura, sobre todo del tercer piso, también está resentida por filtraciones en el sistema del aire acondicionado, lo que también ha deteriorado parte del techo.
Hernández Oliva advirtió que cualquiera de las soluciones que los expertos e ingenieros sugieren es costosa.
No obstante, esperan que se puedan acometer en el transcurso de este año en que “habrá mayor capacidad desde el monto de la inversión que se está asegurando para continuar recuperando el teatro”.
La aspiración es que a finales de 2023 el teatro más emblemático del país reabra sus puertas al público.
En el GTH se invirtieron este año un total de 7 millones de pesos para solucionar los problemas con la carpintería hasta donde fuera posible, arreglar el aire acondicionado y levantar el parqué.
El Gran Teatro de La Habana reabrió sus puertas en enero de 2016 luego de ser sometido a una reparación capital entre 2013 y 2015.
En ese proceso inversionista fueron restauradas las fachadas, vestíbulos, palcos, cubiertas y tabloncillos; se dotó al teatro con nuevo mobiliario, telones, sistema de climatización, acústica, mecánica escénica, salones de ensayo para los bailarines y la orquesta, un estudio de grabación y más de 20 camerinos.
Los directivos del teatro aseguran que los problemas vigentes no se relacionan con esa restauración.
El Gran Teatro de La Habana no es el único que tiene problemas en su infraestructura, un reporte del citado medio oficialista analizó la situación de otras instalaciones teatrales cubanas, entre ellas el Teatro Nacional de Guiñol, el Teatro Mella y el Teatro Nacional.
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