Un urbanista cubano pidió explicaciones a las autoridades por la tala de un árbol de casi 50 años en la ciudad de Bayamo, en la provincia Granma.
“Me gustaría soñar que se hiciera una reunión extraordinaria en el Consejo de la Administración de la ciudad para analizar a los responsables por el corte de un árbol que crecía libre hace casi 50 años, y que ahora -en vez de una poda de unas ramas para proteger el tendido eléctrico- fue cortado definitivamente”, dijo el usuario en Facebook.
Identificado en redes sociales como José Zayas, graduado de urbanismo y planeamiento regional por la universidad técnica de Szczecin en Polonia, el experto se escandalizó por una decisión que calificó de “criminal”.
“Se citan como posibles responsables al BANDEC, que autorizó la acción, a la Empresa Eléctrica, que mandó a cortar, y a una posible Mypime, que ejecutó la criminal acción”, señaló Zayas en su publicación.
El árbol, cortado desde la misma base del tronco, ofrecía su sombra a trabajadores y clientes de una sucursal del Banco de Crédito y Comercio (BANDEC) de Bayamo, ubicada -según Zayas- en la calle Amado Estévez del reparto Jesús Menéndez.
Para el especialista, la tala del frondoso árbol viola “la Ley que prohíbe el corte de los árboles urbanos” y que determina “en caso excepcionales, su inmediata reposición con la plantación de cinco nuevos árboles”.
“¿Qué gano BANDEC?”, se preguntó Zayas. “Nada, solo perdió. La irritación de sus clientes que ahora deben esperar al sol por recibir un servicio. El sufrimiento de parte de sus trabajadores que su fachada de sombra quedará expuesta al sol con un mayor consumo energético. Y la disciplina de sus usuarios, que ahora se agruparán en la única área de sombra, alero de entrada al banco, para el sufrimiento de su personal de seguridad”.
Su post fue contestado por otros usuarios que mostraron su tristeza e indignación por la ejecución de una decisión con dudosa base científica y legal.
Para el especialista en ordenamiento territorial en la Dirección Provincial de Planificación Física de Granma y Licenciado en Geografía por la Universidad de La Habana, Gabriel Quesada Reyes, resulta necesario educar y sensibilizar a los decisores públicos en estos temas.
“Nada justifica la tala de este árbol que brindaba tantos beneficios a la población que necesitaba hacer gestión en BANDEC. Es un área de suelo profundo, donde las plantas desarrollan un anclaje que resiste vientos, alejado además de los cables eléctricos”, señaló el funcionario identificando al árbol talado como un “framboyán amarillo (Peltophorum ferrugineum)”.
Según Quesada Reyes, el árbol cumplía “los requisitos del diseño urbanístico: punto focal, protector de suelo, protector contra polvo y gases, proyector de sombra, propio del diseño urbanístico. ¿Quién se benefició con la tala del mismo? El daño ambiental que causó el que dio la orden y el que la ejecutó no tiene precio”.
“¡Salvemos el arbolado urbano! Eduquemos a los que administran y deciden en las zonas urbanas”, pidió Quesada Reyes.
Otros usuarios dejaron sus comentarios sobre el hecho. “Ecocidio puro y duro”; “Una verdadera masacre ecológica. Ha habido varias en Bayamo. La ignorancia hace mucho daño”; “Es crueeel. Como que no tienen idea de las consecuencias, como que no ven ya la sequía enorme y el sol inclemente. Es horrible y no pasa nadaaa”.
“Es muy triste, y mucho más cuando notamos que no es solo en Granma... Es una actividad que se está haciendo cotidiana y no están midiendo las consecuencias. En Ciego de Ávila también está sucediendo y no estamos conformes”, denunció una usuaria.
“Siempre se desencadena la acción en eliminar un árbol, sin buscar alternativas. La intensa sequía es real y Granma no está exenta. Contribuyamos a conservar el espacio verde de nuestras ciudades”, opinó otra.
“Si seguimos permitiendo tales acciones sin quejarnos no quedará un árbol vivo, ni una sombra donde descansar del agobiante calor. No hay razón que justifique la tala sin control e indiscriminada en esta ciudad bayamesa. Sobre todo sin planificar la repoblación forestal por los organismos responsables, tanto en la ciudad, como en zonas aledañas. ¿Hasta cuándo?”, dijo una tercera.
“Criminales. Indolentes. Lo peor de todo es que gozan de total impunidad, se ha hecho costumbre. Se han especializado en destruir lo poco bueno que queda. Son una plaga”, lamentó una usuaria, mientras otro sentenciaba: “En una nación donde no se respeta la vida humana es de ‘ilusos’ pretender que se respeten las del resto de los seres vivos”.
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