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El profesor y crítico de cine cubano Gustavo Arcos Fernández-Britto reflexionó sobre la situación actual de Cuba horas antes de constituirse la X Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) y llegó a la conclusión de que “poco puede esperarse de un Estado si lo primero que abandona es el sentido de La Justicia”.
“Tenemos un país fracturado social, económica y moralmente. No importa el esfuerzo cotidiano que cada ciudadano haga, entregando todas sus energías en el espacio que le toca servir. No hay progresos, ni beneficios”, consideró el intelectual, especialmente crítico en sus publicaciones de redes sociales.
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“No sirve el salario, no hay control sobre los precios, no hay dinero en los bancos, no hay producción, ni medicinas, ni alimentos, ni viviendas, ni transporte que funcione estable o dignamente. El No Hay se ha convertido en el más triste signo de nuestra identidad como nación”, señaló Arcos.
Acusado a finales de 2021 de "denigrar" el sistema político cubano, por parte de un estudiante universitario, el prestigioso profesor recibió numerosas muestras de apoyo tras la publicación de un artículo en el que afirmaba que el gobierno es responsable de todas las miserias y problemas que llena la existencia de la mayoría de la población.
Este martes, Arcos volvió a acusar a los dirigentes cubanos de la fragilidad que sufre la nación. “Creo que Cuba, nunca fue más dependiente que ahora. Su deuda es tan grande que la convierte en víctima de su propia fragilidad, siempre a la espera de las migajas puntuales que lleguen por alguna donación, préstamo o interés geopolítico”.
Si algún pilar queda en pie en la sociedad cubana actual es la solidaridad que practica el exilio cubano con sus familiares y allegados en la Isla. “Tantos años insultando o negando a los cubanos que emigraron, y hoy el país y las familias se sostienen gracias a ellos”, apuntó Arcos.
¿Qué ha quedado del “sueño de tantos mártires y héroes que entregaron sus vidas por la justicia, la ética o el bienestar de sus hijos”?, se preguntó el profesor universitario, rechazando de pleno ese “discurso oficial [que] habla de principios, valores e independencia”.
“¿Qué defienden los que defienden la Revolución? ¿Dónde está ahora mismo la paz, la equidad, el respeto, la calidad de vida y la justicia, que algún día ella prometió?”, insistió en preguntar el intelectual.
Crítico con la realidad y conocedor de la historia de Cuba, Arcos lamentó la deriva totalitaria de un proceso de cambio impulsado por los deseos de la sociedad civil republicana de construir un marco de convivencia nacional más justo, próspero, democrático y sin liderazgos autoritarios y corruptos. Aquello que prometió Martí, Fidel no lo cumplió… lo petrificó.
“Mientras tales cuestiones ocurren, las autoridades, verdaderas responsables de la calamidad y pobreza actual del país, emplean su tiempo en acosar a las familias de aquellos que se muestran críticos con ese modelo ineficaz, impuesto por el Partido o gobierno que son, por cierto, la misma cosa”, denunció.
Conocedor profundo del lenguaje cinematográfico, Arcos desmonta el relato de la “continuidad” y ve con espanto la ausencia de todo significado en las imágenes y secuencias de una historia liberticida, vendida como renacer de una nación soberana.
“No son los ciudadanos los causantes del problema, dejen de perseguirlos o amenazarlos. No son ellos los que ponen las leyes, ni toman las decisiones vitales de la nación. Poco puede esperarse de un estado si lo primero que abandona es el sentido de La Justicia”, sentenció.
En fechas recientes, Arcos denunció que el intelectual Jorge Fernández Era había sido detenido “por ejercer su derecho a expresarse y disentir de ciertas narrativas oficiales, especialmente aquellas que van conduciendo a nuestro país al abismo”, además de condenar el acoso de la Seguridad del Estado desde hace varias semanas a “un intelectual con prestigio”.
“Mientras algunos se empeñan con sus decisiones en destruir la nación, las fuerzas represivas vuelven a mirar hacia otro lado convirtiéndose en cómplices de esa debacle”, concluyó el ensayista que en febrero de 2022 definía la "continuidad" como "carencias, enajenación, salarios insuficientes, angustias y emigración".
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