La organización no gubernamental Prisoners Defenders documentó, a través del estudio integral "La tortura en Cuba", los maltratos físicos y psicológicos sufridos por presos políticos cubanos a manos del régimen de La Habana.
El informe, que se presentó este martes en Madrid, recoge el testimonio de 181 presos de conciencia, incluidos menores de edad, así como de activistas por los derechos humanos y familiares.
Javier Larrondo, presidente de Prisoners Defenders, destacó a CiberCuba que esta es la primera vez que se demuestra la tortura que sufren todos los presos políticos del país.
"Es importante que la comunidad internacional condene la existencia de presos políticos en Cuba, como las torturas a las que son sometidos, porque es un tema del que sólo se habla en casos puntuales; pero hay que empezar a generalizar el tema, tanto como las detenciones arbitrarias, pues se producen de forma masiva, institucional y sistemática, constituyendo crímenes de lesa humanidad", advirtió.
Una copia del informe se envió a organismos internacionales de derechos humanos, como el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y el Comité contra la tortura, con el propósito de exponer todos estos casos y que el mundo conozca el estado de vulnerabilidad que padecen los presos políticos en Cuba, indicó.
"El régimen debe sentir presión, no sólo por los presos políticos, sino por las torturas que les inflinge, una lacra que no tiene posible excusa", acotó Larrondo.
Prisoners Defenders destacó los obstáculos y desafíos que se enfrentan al intentar documentar la tortura en Cuba, incluyendo la falta de mecanismos de reporte, la ausencia de ONG internacionales, las restricciones a las organizaciones activistas, el miedo y la falta de conciencia sobre los derechos humanos entre la población, la nula independencia de los abogados y la carencia de un registro especializado en la materia.
De las 181 víctimas de tortura y malos tratos estudiadas, cuatro eran menores de edad en el momento de la detención, además, 22 de las víctimas tenían 21 años o menos cuando fueron arrestadas.
El menor detenido con mayor número de tipos de torturas es Jonathan Torres Farrat, de 17 años, mientras que los otros tres menores acumulan hasta 14, y son los casos de Gabriela Zequeira Hernández, Brandon David Becerra Curbelo y Cristian Enrique Salgado Vivar.
Las torturas más comunes entre los menores fueron: humillación, degradación y maltrato verbal; privación de comunicación con familia, defensa y allegados; prohibición intencional del sueño, de líquidos y/o alimentos; trabajos forzados no propios de su condición de procesado o condena penal; confinamientos de castigo en solitario y agresiones físicas, entre otros.
"Los actos constitutivos de torturas, otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes son, por lo tanto, un reflejo de la represión que se ha ejercitado por motivos de disidencia política a partir del 11 de julio de 2021 y, a la par, un medio para conseguir confesiones, fabricadas y falsas, con el objetivo de mantener en prisión a los activistas por largos periodos de tiempo", sostiene el documento.
El preso más torturado es José Daniel Ferrer García, de 52 años y líder de la opositora Unión Patriótica de Cuba (UNPACU), que recibe ataques sónicos constantes desde que entró en la prisión de Mar Verde en 2021, envenenamientos químicos en el agua y comida, y permanece encerrado desde el inicio de su cautiverio.
"Su degradación física y psicomotriz es paulatina debido a esta tortura constante destinada a asesinarle lentamente", argumenta el documento.
El informe, que puede leerse íntegramente en este enlace, recuerda que en Cuba hay 1,277 presos políticos cumpliendo condenas comunes, la mayoría de ellos por su participación en las protestas pacíficas del 11J.
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