El programa de subsidios en la Dirección Provincial de la Vivienda de Ciego de Ávila enfrenta numerosos obstáculos que dificultan su eficacia e impiden a la gente construir sus casas.
Joel Granados Macías, especialista del programa ene sa provincia, señaló que los datos indican que la realidad dista mucho de las necesidades de la población.
Granados destacó que muchos de los planes anunciados para el 2023 son en realidad subsidios aprobados en 2018, lo que implica un desfase de cinco años y una necesidad de tiempo adicional para cumplir con ellos.
Además, de los 548 subsidios pendientes, solo 412 están incluidos en los planes y chequeos de este año, lo cual pone en duda la capacidad de alcanzar las metas establecidas, explicó al periódico oficialista Invasor.
El funcionario reveló que hasta mayo de este año solo se habían concluido 72 subsidios, menos de la mitad de lo proyectado para ese período.
Granados expresó preocupación por la falta de asignación suficiente de materiales y recursos financieros para que los beneficiarios puedan llevar a cabo las obras necesarias, lo que incluye contratar a albañiles y contar con el respaldo de las autoridades locales.
El historial reciente muestra un deterioro significativo en la ejecución de subsidios. En 2022, solo se completaron 196 , lo que representa el 26% de la meta establecida. Esta disminución contrasta con los 410 finalizados cuatro años antes, lo que evidencia un decrecimiento significativo en la eficacia del programa.
A pesar de que el programa de subsidios ha sido considerado una prioridad desde 2012, la falta de respaldo y apoyo efectivo pone en entredicho la importancia real que se le otorga.
El experto mencionó que se están estudiando propuestas y que la disponibilidad de fondos es insuficiente para cumplir con los planes. Ciego de Ávila necesitaría unos 48 millones de pesos para respaldar los subsidios que tiene aprobados, dinero con el que no se cuenta actualmente.
La discrepancia entre los montos asignados y la realidad inflacionaria del país también es una preocupación, porque los precios de los materiales de construcción han experimentado un aumento considerable en los últimos años, lo que dificulta la finalización de los proyectos.
Aquellos que logran terminar su vivienda a menudo lo hacen porque tenían los recursos comprados previamente, cuentan con apoyo familiar o tienen facilidades para el transporte, explicó.
La morosidad también es un problema persistente, con casos de personas que poseen los recursos pero no completan la construcción de sus viviendas. Además, se han registrado beneficiarios fallecidos, emigrados o que han vendido los materiales asignados y ahora no cuentan con los recursos necesarios para concluir la obra.
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