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El gobierno del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunció una millonaria inversión para poner en marcha la industria estadounidense de eliminación de carbono, lo que controlaría las emisiones de gases de efecto invernadero del país.
El pasado viernes, el Departamento de Energía de EE.UU. comunicó que destinará 1,200 millones de dólares a financiar dos nuevos proyectos de demostración en Texas y Luisiana: el Centro de Captura Directa de Aire del Sur de Texas y el Proyecto Cypress en Luisiana.
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Las instalaciones de captura directa de dióxido de carbono en el aire son parecidos a enormes aspiradoras que absorben el elemento, utilizando productos químicos para eliminar el gas de efecto invernadero. Una vez extraído, el CO2 se almacena bajo tierra o se utiliza en materiales industriales como el cemento.
"Estos proyectos, los primeros de esta envergadura en Estados Unidos, representan las selecciones iniciales del programa de Centros Regionales de Captura Directa de Aire (DAC) financiado por la Ley Bipartidista de Infraestructuras del Presidente, cuyo objetivo es poner en marcha una red nacional de instalaciones de eliminación de carbono a gran escala para hacer frente a la contaminación por dióxido de carbono heredada", declaró a la prensa la Secretaria de Estado de Energía, Jennifer Granholm.
Estas emisiones en la atmósfera han alimentado el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos y ponen en peligro la salud pública y los ecosistemas de todo el mundo.
En conjunto, se espera que estos proyectos eliminen de la atmósfera más de 2 millones de toneladas métricas de emisiones de dióxido de carbono (CO2) al año -una cantidad equivalente a las emisiones anuales de unos 445,000 autos de gasolina- y creen 4,800 puestos de trabajo bien remunerados en Texas y Luisiana.
El anuncio supondrá la mayor inversión de la historia en ingeniería de eliminación de carbono y cada instalación eliminará unas 250 veces más dióxido de carbono que la mayor instalación de captura actualmente en funcionamiento.
Su desarrollo contribuirá a orientar las futuras inversiones de los sectores público y privado y a impulsar una nueva industria fundamental para hacer frente a la crisis climática a escala mundial.
"Reducir nuestras emisiones de carbono por sí solo no invertirá los crecientes efectos del cambio climático; también tenemos que eliminar el CO2 que ya hemos emitido a la atmósfera, algo que casi todos los modelos climáticos dejan claro que es esencial para lograr una economía mundial neta cero para 2050", declaró Granholm.
Con esta inversión se están sentando las bases de una industria de captura directa de aire crucial para abordar el cambio climático.
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