La Corporación CIMEX informó que tras la denuncia de adulteración de precio en la venta de jamón barra en el Centro Comercial “Boyeros y Camagüey”, confirmó la veracidad de la queja y que tomó medidas de inmediato.
"Un equipo de la Dirección de Supervisión, perteneciente a la Corporación CIMEX, se personó en el lugar y realizó una serie de comprobaciones para corroborar lo planteado por la ciudadana en las redes sociales. A partir de las comprobaciones realizadas se ha podido detectar una adulteración en el precio y se declara 'con razón' la queja planteada", dice un comunicado difundido en redes sociales y replicado por Tribuna de La Habana.
La nota oficial asegura que “se dictaron una serie de medidas y desde la Sucursal Habana Oeste se vela por su cumplimiento”, pero no precisa en qué consistieron las medidas ni tampoco quiénes fueron exactamente los sancionados.
El vago comunicado concluye ofreciendo disculpas por “las molestias ocasionadas” y reiterando la disposición de trabajar por garantizar la protección de los consumidores.
Lejos de aplacar las críticas, la esquiva nota oficial generó nueva indignación en decenas de internautas que insisten en saber cuáles fueron las sanciones y con quiénes, al tiempo que califican de “muela” y "burla" el anuncio.
"¡Qué clase de burla CIMEX! ¿Qué medidas? ¿Dónde están los cargos involucrados? ¿Quién paga por el daño? ¿Qué van a hacer para resarcir a los clientes afectados?"; "Va, muela, como se dice en buen cubano. ¿Qué medidas? ¿Quiénes estaban involucrados y qué pasó con ellos? ¿Cómo se va a indemnizar a los afectados? En fin, nada de nada. Todo por debajo del agua. Más de lo mismo cada día. Por aquí te dejan un número y al final te cansas de llamar y nada", cuestionaron algunos comentaristas.
En el caso de Ana Fernández, la clienta que formuló la queja a través de redes sociales, dijo haberse alegrado de que se tomaran medidas y que haya valido la pena su denuncia para que "las cosas sean como tienen que ser".
La mujer alegó que desde CIMEX se comunicaron con ella de forma insistente para mostrarle las “evidencias de las medidas que inmediatamente tomaron en la tienda y con el vendedor en específico”. Medidas que al parecer comunicaron a la denunciante pero que decidieron no hacer públicas.
“Al contrario de lo que piensan muchos que era inútil y que no se haría, si no hubiera hecho mi queja no hubieran sabido de esto y no se hubiera resuelto. Gracias", concluyó.
Previamente Ana Fernández denunció haber sido víctima de un intento de estafa luego de que le intentaran vender un jamón con un precio adulterado porque estaba etiquetado como otro tipo de jamón.
Al insistir por el valor del kilogramo, el empleado en cuestión le contestó de forma vaga: 7 y pico. Al buscar en la pizarra el precio del jamón no lo encontró, cogió en la nevera un pedazo de 0,9 kg que valía 8,20 MLC, lo que quería decir que el kilogramo estaba valorado en más de lo que le había dicho el dependiente.
Tras cuestionar la falta de coherencia entre lo que le había dicho y el precio etiquetado, el empleado buscó en una libreta, introdujo un código en la pesa y le dijo que el kilogramo valía en realidad 6,85 MLC.
En el apartado comentarios de la publicación, decenas de internautas se mostraron indignados por el abuso y coincidieron en que tales maniobras a menudo son de acuerdo con los propios jefes. Tampoco faltaron quienes relataron haber sido víctimas de incidentes parecidos.
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