Un grupo de familiares de fallecidos por COVID-19 en la provincia de Holguín reaccionaron unos con desconcierto y otros indignados a la mezcla de los restos mortales de sus allegados, que en el momento de la exhumación no estaban debidamente identificados.
"Hoy en Holguín sacaron todos los cadáveres de las tumbas. Sin una chapa sobre las cajas destruidas y están tirados afuera de las tumbas. Los familiares no los pueden identificar y están desesperados. Los pobres difuntos del periodo COVID", escribió en Twiter Avana de la Torre.
La activista acompañó su texto de un breve video que mostró la indignación de una mujer que pidió a gritos que Comunales asuma su responsabilidad en el desastre. "¡Voy a llamar al Comité Central, Abajo Canel, coj...!", gritó la mujer en medio de su desesperación.
"Así están todos los familiares, todos, aquí nadie sabe quién es quién", añadió otra mujer más tranquila, pero igual de desconcertada ante el triste espectáculo de cajas rotas y sin la debida identificación.
La pandemia de coronavirus enfrentó al gobierno cubano con la falta de espacios en los cementerios.
El aumento de muertes por COVID-19 obligó a ampliar los camposantos.
Brigadas de la construcción trabajaron en provincias como Holguín, Villa Clara, Ciego de Ávila, donde fueron edificadas a toda carrera bóvedas para entierros asociados a la pandemia, pero no faltaron las denuncias a lo largo y ancho del país de entierros en fosas comunes, denuncias que el gobierno siempre negó.
"Nadie estaba preparado. Es muy ingrato que no tengamos donde poner a los cubanos que desgraciadamente fallezcan para atender las cremaciones y traslados de 69 fallecidos diarios", admitió en 2021 Ihosvany Fernández Fernández, director provincial de Servicios Comunales de Guantánamo, en entrevista para la televisión local.
La situación no era diferente en casi todas las provincias del país.
Dos años después, en pleno proceso de exhumación de los improvisados entierros de entonces, ya empiezan las quejas.
Cementerios en Cuba: Ni los difuntos reposan en paz
En los últimos años abundan las denuncias en redes sociales o incluso los artículos de prensa oficial sobre el deplorable estado de los cementerios en Cuba.
En enero de este año, una familia que enterró a un ser queridoen el cementerio San Carlos Borromeo, en la ciudad de Matanzas, denunció haber encontrado en la bóveda familiar varios féretros abiertos a los que faltaban restos óseos.
Según denuncias previas, en el cementerio de Ciego de Ávila se realizan exhumaciones rudimentarias y antihigiénicas.
También se ha aludido al mal estado en que se encuentra el cementerio de Velasco, en la provincia de Holguín. En noviembre del pasado año se reportó el abandono del camposanto de la Isla de la Juventud conocido como Cementerio de Columbia o “cementerio de los americanos”.
A comienzos de este 2023 las quejas recayeron sobre la dramática situación que atraviesan los cementerios de Sancti Spíritus.
En la lista de problemas los mismos que afectan a los camposantes de otras provincias: robo de objetos fúnebres, de flores, enyerbamiento de las áreas, presencia de restos de féretros, acumulación de basura y escasez de cemento para cerrar los nichos debidamente.
La situación se evidencia incluso en el Cementerio de Colón, en La Habana, que presenta un deterioro general y tampoco escapa de robos, saqueos y malos olores, según familiares de difuntos y empleados de la principal necrópolis de la isla, declarada Monumento Nacional en 1987.
El gobierno cubano admitió en 2018 que los más de 800 cementerios del país estaban colapsados.
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