La activista cubana Diasniurka Salcedo Verdecia compareció este martes ante el tribunal de Artemisa, en un juicio donde se dirime la custodia de sus hijos.
“Hoy ha sido eI peor de mis días. He tenido que enfrentar una vez más una situación sumamente muy dolorosa, un juicio donde se discutía la guarda y cuidado de mis hijos”, dijo la activista en sus redes sociales.
“El lugar militarizado, muy triste, pero agradezco el apoyo de mis amigos y vecinos por no dejarme sola, porque poder es querer!!! Y de que soy una buena madre nadie pero nadie lo podrá ocultar, gracias a todo el que llegó hasta allí para apoyarme!! Gracias!!”, expresó.
“¡¡Mis hijos son míos, la ley de Dios no admite trampas!! Dios, Patria y Libertad”, exclamó Salcedo, quien años atrás fue encarcelada por el régimen durante 18 meses por su activismo en favor de los derechos humanos en la isla.
Desde que Salcedo se plantó con un grupo de madres frente al Ministerio de Salud Pública, en La Habana, para exigir atención médica a los niños y denunciar la crisis del sistema sanitario en la isla, la Seguridad del Estado ha intentado silenciarla con la amenaza de quitarle a sus hijos.
La activista fue visitada por una comisión de la FMC, los CDR y trabajadores sociales, que la tildó de “mala influencia” para los menores y le advirtió que podían detener el proceso para otorgarle su custodia legal.
Desde hace unos cuatro años, la madre cubana acogió y tiene bajo su cuidado a cinco niños -huérfanos, con padres presos o que los maltrataban-, y se encuentra en trámite de obtener su custodia legal. Salcedo hizo públicos estos pormenores de su vida privada ante las acciones de intimidación y amedrentamiento de la policía política en relación con su familia.
El juicio al que el régimen la ha llevado en este momento tiene todo el viso de ser una represalia por su actitud frontal de denuncia de la represión y vulneración de los derechos humanos en Cuba.
En un video reciente, la madre cubana volvió a referirse a su hijo mayor, a quien tuvo que enviar a vivir a Estados Unidos hace siete meses para protegerlo y mantenerlo lejos del acoso de las fuerzas represivas del régimen.
“Nadie es capaz de imaginarse lo que yo sufro todos los días no poderle dar el beso a mi hijo de buenas noches, que se lo di noche tras noche durante 19 años menos los 18 meses que esta dictadura me encarceló”, confesó sin poder contener las lágrimas.
Instó a los cubanos a “no dejarnos amenazar, no dejarnos amedrentar, que no hay prisión para todos los cubanos”.
“El miedo está en tu interior. Y una madre no puede sentir más miedo que el que mañana no pueda alimentar a sus niños. Yo no quiero que el futuro de mis hijos sea el presente que estoy viviendo hoy, de humillaciones, de maltratos, de amenazas, de vigilancia, de represión”, sentenció.
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