Caen las remesas a Cuba a pesar del masivo éxodo migratorio durante el 2023

El cambio en el patrón de uso de las remesas refleja la pérdida de confianza de la diáspora cubana en las políticas gubernamentales y en la capacidad del régimen para abordar la crisis económica que asola la isla.

Western Union en La Habana © CiberCuba
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Cuba afrontó un panorama económico caótico durante el año 2023, donde el aumento en la emigración se combina con una notable disminución en las remesas, según un informe conjunto de la ONG Cuba Siglo XXI y la firma Havana Consulting Group.

A pesar del éxodo que ha llevado a más de medio millón de cubanos hacia los Estados Unidos en los últimos dos años, las remesas experimentaron una caída del 3.31%, totalizando 1,972.56 millones de dólares. Según el economista Emilio Morales, autor del dossier, este fenómeno marca un hito en la historia de las remesas a la isla, señalando la pérdida de una de sus principales fuentes de ingresos.


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La masiva migración, tanto legal como ilegal, ha desencadenado una serie de cambios en la dinámica de las remesas cubanas. A pesar de las restricciones previas, la apertura de operaciones con la empresa ORBIT S.A., conectada de forma opaca con el Grupo de Administración Empresarial S.A. (GAESA, propiedad de la cúpula militar y política del régimen), ha allanado el camino para el envío de remesas desde los Estados Unidos.

Sin embargo, el retorno de Western Union y otras empresas no ha logrado impulsar las transacciones oficiales, ya que el método informal predomina en un 84%. La preferencia por llevar dinero en efectivo, la inestabilidad de los bancos oficiales y la devaluación constante de la moneda local contribuyen a esta tendencia.

La doble barrera: Régimen comunista y migración masiva

Esta nueva realidad presenta un doble desafío para el régimen cubano. Por un lado, su negativa a realizar transformaciones políticas y económicas es una barrera interna.

Por otro lado, la migración masiva, que se ha convertido en una operación de reunificación familiar financiada en gran medida por los familiares en el exterior, se ha convertido en un componente crítico.

La diáspora cubana ha redirigido sus remesas hacia la financiación del éxodo, marcando un cambio significativo en la utilización de estos fondos.

La estrategia del régimen para facilitar la migración a través de Nicaragua, concebida para incrementar las remesas futuras, ha tenido consecuencias imprevistas.

A pesar de los cientos de millones de dólares ingresados por el negocio del tráfico de personas, la cifra no compensa la pérdida experimentada en las remesas.

Además, la tensión social en Cuba no ha disminuido; por el contrario, el país se encuentra en un estado de alta volatilidad, con la posibilidad de un estallido social inminente.

A nivel regional: Contrastes y tendencias

A nivel regional, la situación de Cuba contrasta drásticamente con el auge de remesas experimentado por otros países de América Latina. Según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), se proyecta un ingreso récord de 155,000 millones de dólares en remesas para Latinoamérica en 2023, un aumento del 9.5% en comparación con el año anterior.

Factores como el aumento del flujo migratorio hacia los Estados Unidos y las políticas de estímulos fiscales en ese país han contribuido a este fenómeno. México y Centroamérica lideran el crecimiento, con cifras récord de 64,247 y 43,977 millones de dólares respectivamente.

La respuesta del régimen cubano ante la disminución de las remesas ha sido la promoción de MIPYMES y tiendas en línea. Sin embargo, esta estrategia aún no logra compensar la caída de las remesas recibidas directamente. La preferencia por comprar productos a través de estas tiendas en lugar de enviar remesas directas refleja el descontento del exilio cubano con las políticas gubernamentales.

Mientras América Latina celebra récords en el envío de remesas, Cuba se sumerge en una profunda crisis económica y social. Las restricciones políticas y económicas del régimen, junto con la migración masiva, han transformado el destino de las remesas cubanas.

La estrategia del gobierno para aliviar la presión interna ha tenido consecuencias negativas, descapitalizando recursos humanos y exacerbando la crisis. La pérdida de ingresos y capital humano plantea un desafío monumental para un régimen que parece estar al borde de una encrucijada histórica.

La estrategia desesperada del régimen

Mientras la cifra de 1,972 millones de dólares alcanzada por los envíos de remesas en el 2023 nos remonta a la cifra que se alcanzó hace 13 años atrás en el 2010 cuando el país registró 1,920 millones de dólares, la estrategia del régimen para compensar estas pérdidas se vuelve cada vez más desesperada.

La profundidad y extensión de la crisis del sistema han alcanzado una envergadura tal y la velocidad con que se desmorona es tan vertiginosa que bloquean todo margen posible para la sobrevivencia del régimen si este insiste en atrincherarse en su arcaico sistema totalitario de gobernanza.

La estrategia del régimen para facilitar la migración a través de Nicaragua, que pretendía explotar el tráfico de personas para incrementar las remesas futuras, se ha vuelto un arma de doble filo.

A pesar de los ingresos millonarios generados por este negocio, no logran compensar la caída de las remesas, y la tensión social en Cuba no ha disminuido. Por el contrario, el país se ha convertido en un verdadero polvorín con una alta probabilidad de que en cualquier momento ocurra un estallido social a gran escala similar al ocurrido el 11 de julio del 2021.

Un cambio drástico en el destino de las remesas

En octubre de 2023, un artículo del Observatorio Cubano de Conflictos estimó que el régimen cubano había recibido 300 mil millones de dólares entre remesas y subsidios desde 1960.

La cifra de 1,972 millones de dólares alcanzada por los envíos de remesas en el 2023 marca un cambio drástico en el destino y uso de estos fondos. La migración masiva ha alterado la dinámica, llevando a que las remesas, en lugar de ser un soporte económico interno, se conviertan en un motor financiero para la operación de reunificación familiar.

Este cambio en el patrón de uso de las remesas refleja la pérdida de confianza de la diáspora cubana en las políticas gubernamentales y en la capacidad del régimen para abordar la crisis económica que asola la isla.

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