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El régimen cubano reconoce que 1.236 comunidades del país viven en la miseria. Así lo admitió la ministra de Trabajo y Seguridad Social, Marta Elena Feitó Cabrera, delante de Miguel Díaz-Canel, en un encuentro de trabajo en el que aseguró que el 96% de los problemas relacionados con esa extrema pobreza en el país están "en proceso de transformación integral", justo cuando Cuba atraviesa una de las peores crisis económicas de su historia.
Los números del régimen cubano no encajan con los que aportan otros organismos independientes. En marzo del año pasado Cuba ya era el país más pobre de América Latina. Según el reconocido observatorio electoral internacional DatoWorld, la Isla tiene un índice de pobreza del 72%, muy por encima de Venezuela (50%) y Honduras (48%), que son los Estados que le hacen sombra en el ranking latinoamericano. Para llegar a esta conclusión se utilizaron datos aportados por el Observatorio Cubano de Derechos Humanos (OCDH), que en septiembre de 2023 denunció un preocupante incremento de la pobreza nacional.
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En su VI Informe sobre el Estado de los Derechos Sociales en Cuba, el OCDH habló de un 88% de pobreza extrema, 13 puntos más que en 2022. Más de un millar de entrevistas realizadas para este estudio, arrojó que lo que más preocupa a los cubanos de la Isla es la alimentación, los salarios y la inflación. Casi siete de cada diez encuestados vio "muy negativa la gestión" de las autoridades y más de ocho de cada diez señalaron como "insuficientes" las inversiones en servicios públicos como sanidad y educación y en otros sectores como vivienda y agricultura.
Tal es el deterioro de las condiciones de vida en Cuba, que países pobres de la región han tenido que donarle comida y medicamentos. La crisis del sistema sanitario y de la alimentación se agravan en la Isla en medio de una de las inflaciones más disparadas del mundo. Pruebas hay a diario. Está el caso de un jubilado de Holguín que con una pensión de 1,700 pesos, pagó la mitad de su salario (860 pesos) por 10 plátanos y una fruta bomba.
A esa dificilísima situación económica hay que sumar la represión para acallar, por ejemplo, a quienes pidieron cambio en las protestas del 11 de julio de 2021.
Ante este panorama, se entiende por qué más de medio millón de cubanos emigró a Estados Unidos en los dos últimos años. Es una cifra que representa el 4,8% de la población de la Isla. El año pasado, más de 153,000 personas procedentes de Cuba entraron de manera irregular en Estados Unidos. Hay otros 67,000 que emigraron por vía legal, gracias al Programa Parole. A ese dato se suman los 313,000 que llegaron a EE. UU en 2022.
Estos números baten todos los récords históricos, si se tiene en cuenta que en los años sesenta emigraron 300,000 personas, en los 80 fueron 130,000 y en los 90 huyeron 35.000.
Hay que sumar, además, la emigración a Europa, principalmente a España, cuyo Consulado en La Habana registró 15,000 solicitudes de nacionalidad española, ajustada a la Ley de Nietos, en los primeros seis meses del año pasado. También en México, entre 2022 y 2023 pidieron refugio 36.574 cubanos y al menos 22,000 ingresaron en Uruguay.
Las perspectivas de mejora no están a la vista. Tras el anuncio de la subida del 500% en el precio del combustible varios economistas cubanos advirtieron de que la inflación seguirá creciendo y de que lejos de paliar la situación, generarán "una bomba inflacionaria". Esa subida de precios se trasladará al bolsillo de los cubanos, que verán cómo les repercutirán esos incrementos, por ejemplo, a la hora de coger un taxi.
Finalmente, la errática política económica del país se llevó por delante al ya exministro Alejandro Gil, que estuvo al frente de Economía desde 2018 y que en diciembre pasado dijo que la inflación se estaba ralentizando.
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