Una cubanoamericana que no veía a su hermano residente en la isla desde hace 54 años lo recibió junto a otros miembros de su familia en el aeropuerto de Miami de una forma especial: con un racimo de plátanos.
La señora, llamada Ondina y natural de Baracoa, en la provincia de Guantánamo, explicó en declaraciones al periodista Mario J. Pentón el motivo de la singular ocurrencia.
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“Hace 54 años que no veía a mi hermano y quise recibirle con un recuerdo de nuestra niñez, porque nosotros nos metíamos en la vega de mi padre y nos poníamos a cortar guineos y bananas”, explicó la señora.
“Eso fue para que él tuviera un recuerdo de lo que nosotros vivimos, y estoy muy contenta y muy agradecida de que le haya llegado el parole humanitario a mi hermano", añadió.
Interrogada por uno de sus familiares sobre qué harían con esos plátanos, la abuelita contestó contenta: "¡Ay, hacer un fufú!".
Las imágenes del momento del recibimiento en el aeropuerto de Miami mostraron a una veintena de personas felices, con globos y una pancarta que decía: “La tropa de Ondina”.
Hasta el momento, más de 8,000 internautas han reaccionado ante las emotivas imágenes y casi 900 han dejado comentarios, muchos de ellos alabando la hermosa forma que la señora encontró de conectar con su familiar a pesar de más de medio siglo de separación: un recuerdo compartido de la infancia.
No es la primera bienvenida singular de las últimas semanas en el Aeropuerto de Miami.
En enero se viralizó en redes sociales un video en que el cubano Rigoberto Castillo Díaz recibía a su sobrino de 21 años con un pico, una pala y un par de botas, ello como claro mensaje sobre la necesidad de adaptarse pronto al trabajo en territorio estadounidense como única forma de salir adelante.
En declaraciones posteriores, Castillo Díaz admitió que su idea fue un poco exagerada, pero argumentó que fue la forma que encontró de enviar un mensaje que considera válido para todos los inmigrantes, pero que en especial para los cubanos.
“Hay que hacerlo porque es un hombre que viene de una sociedad fracturada, de una sociedad rota desde todos los ángulos que se le miren. Yo soy del pensamiento de decir que es mejor construir los hombres que tener el día de mañana que reparar hombres rotos”, concluyó Rigoberto.
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