Ramiro Valdés narra orgulloso sus sabotajes contra la dictadura de Batista

"Ciro, Julio y yo íbamos a hacer algunos sabotajes, tirando cadenas y cosas a los tendidos... En Artemisa lo único que hicimos fue tirarle un litro con chapapote a un cartelón que había de Batista, para manchar su imagen", dijo.


El comandante Ramiro Valdés Menéndez narró orgulloso las acciones de sabotaje que cometió contra el régimen del dictador Fulgencio Batista en una entrevista realizada en 2018 por la periodista oficialista Arleen Rodríguez Derivet.

Un fragmento de la misma fue compartido este viernes por la activista cubana Iliana Hernández, quien llamó la atención sobre el hecho de que los opositores a Batista se sintieran legitimados para realizar acciones de sabotaje para manifestar su rechazo a la dictadura; una legitimidad que niegan a los activistas cubanos que hoy se manifiestan públicamente contra el régimen totalitario comunista que impera en Cuba mediante la violencia.


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Captura de pantalla X / @ilianahcuba

“Si ellos podían hacer sabotajes, ¿por qué ahora poner un cartel es terrorismo?, preguntó Hernández en una publicación de sus redes sociales.

“Ciro, Julio y yo salíamos en el carro de Ciro a hacer sabotaje, no en Artemisa. En Artemisa lo único que hicimos fue tirarle un litro con chapapote a un cartelón que había ahí grande de Batista, para manchar su imagen”, contó Valdés Menéndez a la periodista oficialista.

Su relato fue todavía más allá, al reconocer que también atentaron contra los tendidos eléctricos para provocar apagones y extender el malestar social contra el dictador Batista, que había dado un golpe de Estado en 1952.

La asonada militar, que solo provocó tres muertes, terminó concitando el rechazo mayoritario de la sociedad civil cubana tras la abolición de la Constitución de 1940 y la suspensión de las libertades políticas y del Congreso, la supresión del derecho de huelga, el restablecimiento de la pena de muerte (prohibida por la Constitución) y la suspensión de las garantías constitucionales.

“Salíamos en el carro de Ciro, que su padre le había regalado. Ciro, Julio y yo íbamos a hacer algunos sabotajes, tirando cadenas y cosas a los tendidos [eléctricos]. Pero fuera de Artemisa, en Caimito, en Guanajay, Bauta…”, recordó el que luego fuera ministro del Interior (MININT), mano siniestra y connotado represor del régimen instaurado por el dictador Fidel Castro tras derrotar a Batista mediante la lucha armada.

Un “apóstol”, dijo Rodríguez Derivet de Valdés Menéndez, imbuida del adoctrinamiento de la llamada “revolución” que, por más de sesenta años, ha construido su presunta legitimidad como “continuadora” de la gesta emancipadora cubana liderada por José Martí.

Ganadora del Premio Nacional de Periodismo José Martí por la Obra de la Vida, Rodríguez Derivet se jacta de ser íntima amiga de Miguel Díaz-Canel, quien felicitó a la presentadora de la Mesa Redonda por su distinción.

No es la primera vez que ambos muestran su aprecio en público. En abril de 2023, el gobernante cubano envió un mensaje de felicitación a Rodríguez Derivet por su cumpleaños.

“Muchas felicidades en su cumple a nuestra hermana del alma, a mi compañera en todos los tiempos, a esa persona de la que nos es imposible estar lejos. En nuestra familia te queremos infinitamente”, dijo Díaz-Canel en su Twitter junto a una foto de ambos.

En la entrevista de 2018, realizada después de la designación de Díaz-Canel como gobernante por parte de Raúl Castro, la periodista oficialista buscó legitimar al líder de la llamada “continuidad” con palabras del comandante Valdés Menéndez.

“A Díaz-Canel ya lo conocerán por sus hechos. Es una gente muy organizada, muy inteligente, con madurez política, con mucho tesón, con mucho espíritu, muy exigente, muy trabajador, lo cual obliga a los demás a trabajar al mismo ritmo”, dijo el veterano dirigente del régimen.

“Parece también que es un poco romántico”, le dijo Rodríguez Derivet. “¿Cómo?”, preguntó asombrado Valdés Menéndez. “Romántico, como usted”, le dijo la periodista, a lo cual el comandante contestó que “para ser revolucionario hay que ser romántico, idealista y enamorado”.

Sin embargo, el régimen totalitario instaurado por los “revolucionarios” fue todavía más duro en la represión contra sus opositores y disidentes, a los que sentencia a largas penas de cárceles por ejercer su derecho a la libre expresión, mientras que Valdés Menéndez y compañía se ufanaron siempre de sus acciones terroristas en contra de la dictadura de Batista.

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