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En medio de la crisis de vivienda que enfrenta Cuba, el régimen impulsa la producción de ladrillos de arcilla mezclada con carbonilla, aserrín, estiércol, cáscara de arroz y otros subproductos.
La iniciativa, a cargo de la estatal importadora y exportadora Agroint de Las Tunas y un empresario argentino, es defendida por el régimen como ecológica y duradera.
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Las primeras producciones comenzarán a realizarse en el municipio de Jobabo, al sur de la provincia, donde se están preparando máquinas de corte del ladrillo Caravista, variedad que permite ahorros considerables en comparación con otros materiales de construcción como el cemento, informó la Agencia Cubana de Noticias (ACN).
Alberto González Hernández, director general de Agroint, señaló que ya están en producción de piezas utilizando hornos desmontables, y que se trata de una metodología sin precedentes en la industria cubana que “permite obtener mayores volúmenes de producción”.
Sin embargo, no explicó cómo lo lograrían si los cortes de piezas se están realizando de forma manual, al menos hasta mayo.
Destacó que este nuevo ladrillo de composición ecológica incluye la sustitución de arena por materia orgánica.
“Esta mezcla de arcilla con insumos como carbonilla, aserrín, estiércol, cáscara de arroz y otros garantiza una cocción eficiente, además de ser accesible económicamente en la provincia”, subrayó González Hernández.
Después del horneado el resultado final es de alta calidad y durabilidad, dijo el funcionario.
El régimen estima que en jornadas laborales de ocho horas se produzcan 22 mil piezas, destinadas tanto al mercado nacional como internacional.
El régimen tiene una deuda habitacional creciente con la población del país, y a pesar de las iniciativas para saldarla, estas suelen terminar en fracaso.
El pasado año se anunció la fabricación de viviendas de madera y barro en Las Tunas, y aún así se incumplió el plan nacional de producción.
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